Los Cacaos, San Cristóbal.- Es la frase que utilizó un paisano para describir la actitud de indiferencia de las autoridades, frente a la situación infrahumana que vive su comunidad, la que podría desaparecer, de no construirse cuanto antes un muro de contención a orillas del río Maomita y al mismo tiempo se limpie la presa Aguacate.
Gran cantidad de familias han decidido abandonar la localidad, el panorama que se observa en el lugar es tan desolador, que a las 7:30 de la mañana, hora en que llegó DominicananosHoy.com, parecía que todos los residentes dormían.
Las tantas viviendas parcial y totalmente destruidas por los últimos fenómenos atmosféricos que afectaron a la República Dominicana, y los puentes a punto de desplomarse, mayormente en los sectores de Calderón y Los Mineros, dejan al descubierto la miseria y el abandono.
Muchas familias que perdieron sus casas, decepcionados por el gobierno, se marcharon a Cambita y San Cristóbal, donde familiares y amigos, abandonando toda una vida hecha en la zona. “Se cansaron de promesas, jamás un funcionario dio la cara”, contó el jornalero Dionicio Castillo.
A los damnificados de Los Cacaos, como a casi todos en el país, las autoridades les entregaron RD$10 mil, y a fuerza de promesas y mentiras los sacaron de las escuelas y los hospitales. “Ahora la gran mayoría está a la intemperie”, agregó.
Asimismo, la Escuela Básica Marino Garabito fue parcialmente destruida por las crecidas del río Maomita, cuando el huracán Ike se hizo sentir en República Dominicana, en septiembre de 2008. Desde entonces, en esas ruinas vive una pareja de esposos con dos hijos pequeños.
Sin embargo, esta humilde familia, sin forma de pagar alquiler, no deja de estar expuesta al peligro, por las condiciones en que quedó la escuela, la movilidad de los terrenos, su proximidad al río y los derrumbes. También en los alrededores se han formado grandes cuevas.
Y es que en el municipio de Los Cacaos prácticamente todo está como las siguientes 72 horas al paso del huracán Ike: entre agua y el lodo. Los residentes dijeron a DominicanosHoy.com que “llueve casi a diario”.
La carretera que comunica Los Cacaos con Cambita está prácticamente destruida, precipicios y derrumbes, la convierten en un peligro para transitar. Mientras en puntos estratégicos de menos riesgos, se tiró una capa de petróleo mal trabajada.
El local del Ayuntamiento Municipal fue arrastrado por las crecidas de ríos y cañadas, actualmente se levanta en los mismos terrenos, y los trabajos están avanzados en más de un 70%. Los residentes se quejan de que ninguna calle de Los Cacaos está asfaltada, pese a que son cortitas.
En Los Cacaos, la agricultura, principal fuente de subsistencia, está completamente en el suelo. Se sustenta en el café, pese a que se cultiva una vez al año y durante tres meses. Además se siembra guineo, ñame y tallota.
El cementerio municipal es un pedazo de terreno, enlodado y sin ningún tipo de acondicionamiento y de alta maleza. “Aquí impera la falta de voluntad gubernamental, nos tiraron a la basura”, exclamó Crecencio Diloné.
Uno de los organismos que se observó con más vida en el lugar, fue la Junta Municipal Los Cacaos, que opera en una casa alquilada, y donde se observó laborando cinco personas del área administrativa. Igualmente, la conforman los nueve jueces, que sólo se presentan a sesionar.
Por el contrario, la vivienda techada de zinc, donde debía funcionar la Secretaría de Medio Ambiente, no tiene un ajuar dentro, está llena de lodo, sin parte del techo y cercada con alambre de púa. Se encarga de cuidarla un oficial forestal de nombre Luís Octavio Mateo, apodado Macho.
La gasolina se vende por botellas, a un costo de RD$28.00. También mucha gente en Los Cacaos se gana la vida vendiendo leña, la que según amas de casa, se cotiza bien cara.
El destacamento policial de la zona cuenta con dos policías nacional, cinco municipales y un comandante. Lo dirige un segundo teniente de apellido Sierra y el encargado de los municipales es el coronel Ramón Crucito Mateo.
Sin médicos ni ambulancias
El local que sirve de hospital, por su tamaño y disponibilidad, parece un dispensario médico, atendido única y exclusivamente por una especialista en vacunas. Ese centro asistencial tiene más de 15 días sin galenos ni enfermeras.
Santa Josefina Lara Encarnación, especialista en vacunas, abre el hospital a las 8:00 de la mañana y lo cierra pasado el mediodía. “Los enfermos regularmente regresan a sus casas o siguen derecho para San Cristóbal”, expresó.
Lara Encarnación explicó que en el gobierno de Hipólito Mejía se construyó un moderno hospital municipal, pero desde ese tiempo a la fecha, todavía está sin equipar y por consiguiente cerrado.
Munícipes revelaron, y así lo pudo comprobar DominicanosHoy.com, que el moderno centro asistencial fue construido en terrenos pertenecientes al río, y no descartan que en cualquier momento sea arrastrado por sus aguas.
Según el cura párroco Luís José Nolasco, en Los Cacaos ni siquiera hay una ambulancia, los enfermos son trasladados a San Cristóbal en el camión de la basura. Tampoco los pacientes pueden ser llevados a Cambita, porque el hospital de allí también está sin equipar y cerrado.
Presa Aguacate está sedimentada
El síndico Neno Ramírez define como difícil la situación que se vive en Los Cacaos, de donde dijo hubo que sacar bastantes camiones de lodo, cuando el huracán Ike, siendo casi igual para las tormentas Noel y Olga, en noviembre y diciembre del 2007, respectivamente.
Ramírez insistió en la necesidad de que se construya el muro de contención y el dragado de la presa Aguacate, tras advertir que el río se ha apoderado de la localidad, y “la destruirá, cuando vuelva llover por varios días”.
Explicó que la presa Aguacate, al igual que el río Maomita, está sedimentada, por el material arrastrado desde las montanas por los aguaceros, haciendo que Los Cacaos se inunde hasta con nublarse.
El síndico sostuvo que el año pasado recibió informes del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI), sobre un alegado levantamiento para la construcción del muro de contención, pero el tiempo sigue avanzando y no se concretiza la obra.
“El problema de la presa Aguacate es que se encuentra completamente sedimentada, no se está utilizando. Fue una inversión de casi RD$10 mil millones, y está cerrada”, sostuvo.
Ramírez definió como un disparate el trabajo que las autoridades vienen haciendo a la carretera Los Cacaos-Cambita, “es para después de un aguacero, justificar la inversión”.
Con visible rostro de amargura, el síndico explica que aún el Ayuntamiento no recauda dinero y se sostiene de los recursos que entrega el gobierno, ese cabildo es el auxilio de todas las familias que todavía residen en Los Cacaos.
“El Ayuntamiento es el hospital y la escuela de la comunidad. Todos los problemas de la gente se resuelven aquí. Es una situación verdaderamente deprimente. En Los Cacaos no tenemos dinero”, añadió.
Mucha miseria y sin fuentes de trabajo
El cura párroco de la comunidad explicó que los últimos fenómenos atmosféricos que han afectado el país, simplemente han servido para poner en evidencia la gran miseria de los Cacaos. También habló de la necesidad del muro de contención y el dragado de la presa Aguacate, “para que el pueblo se despoje un poco del temor que le invade”.
Deploró que en Los Cacaos no haya fuentes de empleo, obligando a hombres y mujeres trasladarse día tras día a San Cristóbal y la capital a ganarse el sustento familiar. Nolasco dijo que se trabaja en las hidroeléctricas, el Ayuntamiento y en la cosecha de café, una vez al año.
Al igual que el síndico, el padre Nolasco criticó el trabajo que las autoridades vienen haciendo a la carretera Los Cacaos-Cambita, el que aseguró se destruirá con varias horas de lluvias. “Los ingenieros no están haciendo su trabajo, y se le debe poner costo a eso”, afirmó.
Manifestó que durante las labores de reparto de colchones que encabezó cuando el huracán Ike, vio familias de hasta cuatro miembros dormir sobre palos y lonas, tras asegurar que para muchas de esas personas las cosas no han cambiado.
Por otra parte, el padre Nolasco dijo que Los Cacaos está a merced de los delincuentes y huérfanos de justicia. Sostuvo que los delincuentes son llevados a San Cristóbal, pero regresan a la localidad primero que los propios policías.
“La droga se fuma hasta en los colmados y el vicio a los juegos de azar es alto. También existe mucha droga en un campito que le llaman Las Tres Veredas”, manifestó.