NUEVA YORK, EE.UU.- Deporte, Nueva York y Miguel Montás.
Miguel Montás encontró en Nueva York "El Sueño Americano".
¿Qué significan, literalmente, las citadas líneas?
Se aclara que el "lead" del presente reportaje no obedece, de ninguna manera, a lisonja… y que no se especule.
Miguel Montàs, ciudadano dominicano que reside en esta ciudad desde el 24 de septiembre de 1985, es un singular ejemplo de entereza, perseverancia, laboriosidad sin tregua, y -no podìa faltar- de alta vocaciòn deportiva.
Sì, porque Montàs, pese a su arduo trabajo -como empresario- siempre tiene presente su querido béisbol… ¡y cuando llega la acción de las Grandes Ligas, no para en estar bien atento a lo que pasa en cada partido!
Es un apasionado al béisbol, que es el deporte de sus amores. Es fiel seguidor de los peloteros dominicanos, sus paisanos, que han logrado altos honores en la llamada Gran Carpa de Estados Unidos.
Sentado en una silla del moderno resturant "El Nuevo Caridad", ubicado en el Alto Manhattan (calle 191 esquina St Nicholas) y que es de su propiedad, Miguel Montás le dice a este reportero -y lo hace sin rodeos- que "he luchado mucho en este país…y si hoy disfruto de algo, es debido al gran esfuerzo que he hecho y a decir verdad, a que muchas veces usted no tiene que tener dinero para alcanzar los objetivos que se traza".
En efecto, Miguel Montás, cuando llegó a Nueva York el 24 de septiembre de 1985 (cada 24 de septiembre se celebra en República Dominicana el día de Nuestra Señora de las Mercedes), tenía en los bolsillos de un modesto pantalón la suma de 400 dólares.
Y su primer trabajo fue el de taxista…ser taxista en NY es el desempeño laboral más común de los dominicanos que llegan por primera vez a esta metrópolis.
En un taxi "pirata"
Narra Montás que como tenía que comenzar a trillar un camino positivo y para ganarse la comida honradamente, dio inicio al oficio de taxista. Fue su primer trabajo en esta cosmopolita ciudad, que, además de los estadounidenses, es habitada por millones de hispanos que vienen aquí a buscar el llamado "Sueño Americano".
Pero como taxista no le fue tan bien a Miguel…¡porque en corto tiempo, con su taxi "pirata", tuvo problemas con el tránsito.
Veintidós tickets (de multa) le pusieron en corto tiempo. Pero nunca se arrepintió de haber realizado tan digno trabajo. ¡Y siguió adelante!
El ahora joven próspero empresario, hijo de doña Gloria Pedroza, aceptó un gran reto: meterse en un "lío" basado en el exigente comercio de Estados Unidos.
A pocos días de dejar de ser taxista, decidió -y le dieron ciertas facilidades- arrendar un negocio de comidas bautizado con el nombre de El Capri, negocio que todavía funciona en el mismo lugar de su nacimiento, en la calle 187 esquina St Nicholas, parte alta de NY.
Y poco a poco, con entereza, trabajando más de 15 horas diarias, ayudado por su esposa y hasta por sus pequeños hijos, Miguel Montás comenzó a ver los buenos frutos que buscaba.
¿Quién dijo que aquí, en Nueva York, no se puede triunfar sin ser una persona con dinero?
La pregunta la hace el propio Miguel mientras mira directamente a los ojos del periodista que lo consulta sobre sus éxitos…y el periodista, con asombro, observa la gran cantidad de parroquianos que entran y salen del restauran El Nuevo Caridad, mientras su propietario continúa narrando su historia en Estados Unidos que ya alcanza los 24 años. ¡Veinticuatro años de duro batallar, de trabajo ininterrumpido!.
En función de su trabajo, que le ha valido ser hoy un empresario de altos vueltos (económicos), Miguel Montás ha logrado criar con decencia de hogar y académica a sus hijos, quienes son estudiantes distinguidos de la sociedad estadounidense.
Relación beisbolistas
Miguel Montás, quien no descuida ni un segundo sus negocios -además de El Nuevo Caridad es propietario de otros restaurantes de Nuea York-, se ha ganado el respeto de reputadas personalidades.
Y entre esas personalidades, con las que Montás tiene excelentes relaciones, figuran ejecutivos del béisbol de Grandes Ligas…¡desde luego, tiene igualmente estrechas relaciones con peloteros, principalmente dominicanos!
La mejor prueba es que durante las campañas de Grandes Ligas a sus restaurantes llegan, con asiduidad, estas personalidades. Y degustan los más suculentos platos.
Por cierto, y como para darles una visión especial cosmetológica, muchos platos de la cocina de El Nuevo Caridad llevan nombres de jugadores…de jugadores estrellas del béisbol de Grandes |Ligas.
Platos famosos que tienen nombres como los de Pedro Martínez, Sammy Sosa, Alex Rodríguez, José Reyes, Carlos Beltrán, Hanley Ramírez, entre muchos otros.
Y casi todos esos peloteros degustan la sabrosa comida de los restaurantes de Miguel Montás…especialmente los platos de El Nuevo Caridad.
Jonny Cruz, veterano periodista dominicano especializado en arte y espectáculos, da testimonio de la buena comida que se sirve en El Nuevo Caridad y, además, de la visita que hacen con frecuencia al negocio personalidades del deporte, la política, la farándula y el Jet Set de Nueva York. Lo mismo afirma Rafael Herrera, experimentado fotoreportero que reside en Nueva York desde hace cincuenta años.
Omar Minaya, gerente general del equipo Mets de Nueva York, es una de las personalidades que gusta de la comida de El Nuevo Caridad.
Y Minaya es un gran amigo de Montás.
Montás certifica que Omar Minaya y su asistente en República Dominicana, Ramón Peña, lo distinguen con su sincera amistad.
Un detalle que no debe faltar en este reportaje: Migue| Montás, pese a que es un acaudalado empresario, no pierde su humildad…¡y mucho menos olvida sus orígenes dominicanos.
Asimismo, revela que cuando las circunstancias lo determinen -y siempre, en algunos segmentos de la literatura castellana hay que citar la legendaria frase de José Ortega y Gasse: "El hombre y su circunstancia"-, estará de regreso en la tierra que lo vio nacer.
Porque entiende que al final de sus días debe estar en su nunca olvidada República Dominicana.
Pero también subraya que su gran deseo es que sus hijos, que están en el camino de terminar estudios universitarios en academias de Estados Unidos, sean profesionales de reputación y respeto en la exigente sociedad del Tío San.
¡|Y ese será el gran orgullo para Miguel Montás|!