Ciudadanos, partidos políticos y miembros de la llamada sociedad civil reconocieron este domingo que las declaraciones del Papa Benedicto XVI deben ser acogidas por las autoridades dominicanos e inmediatamente poner en funcionamiento un plan que vaya encaminado a erradicar la corrupción y afianzar la honestidad del gobierno.
El pasado viernes, el Papa exhortó a las autoridades dominicanas a erradicar "definitivamente" la corrupción y luchar contra la pobreza y el narcotráfico y a fortalecer la honestidad, la transparencia, la independencia jurídica, el medioambiente y los servicios sociales.
De su lado, el presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Ramón Alburquerque, consideró que las declaraciones del Pontífice representan el sentimiento generalizado de la comunidad internacional sobre la “cruda” vida de la República Dominicana.
Alburquerque consideró que ha quedado demostrado que en el país se gobierna para la corrupción y el crimen, donde los funcionarios se enriquecen a costa de los humildes y las autoridades ni siquiera disimulan su complicidad con el narcotráfico.
Los ciudadanos Teotiste Barbarita y Teófilo Amado expresaron su preocupación ya que no tenían idea de que el religioso tenía idea de la gran corrupción que afecta a la República Dominicana.
Algo que la gente criticó es que hasta el propio Cardenal López Rodríguez, que nunca esconde sus opiniones, guardó silencio ante la seriedad de las declaraciones del Sumo Pontífice de seguro aturdido por la veracidad y el realismo de las palabras del Jefe de la Iglesia Católica a nivel universal.
El Pontífice aprovechó la entrega de las cartas credenciales por parte del embajador dominicano en la Santa Sede, Víctor Grimaldi, para aconsejar a las autoridades, para que tomen medidas contra ese mal que tanto afecta a toda la sociedad.
Los consultados consideran que el mensaje del Papa debe servir para que el Gobierno detenga los actos de corrupción que cometen algunos de sus funcionarios en las narices del presidente Leonel Fernández Reyna.
El Papa señaló que todo lo que suponga el fortalecimiento de las instituciones es fundamental para el bienestar de la sociedad, "que se apoya en pilares como el cultivo de la honestidad y la transparencia, la independencia jurídica, el cuidado y respeto del medio ambiente y la potenciación de los servicios sociales, asistenciales, sanitarios y educativos de toda la población".
"Esos pasos deben ir acompañados por una fuerte determinación para erradicar definitivamente la corrupción, que conlleva tanto sufrimiento, especialmente, para los miembros más pobres e indefensos de la sociedad", subrayó Benedicto XVI.
El Pontífice afirmó que la Iglesia "nunca puede confundirse con la comunidad política", pero que ésta converge con el estado en el fomento de la dignidad de la persona y la búsqueda del bien común de la sociedad.
Benedicto XVI tendió a las autoridades la mano de la Iglesia, para la construcción de una civilización más libre, pacífica, justa y fraterna.
El Papa animó a los dominicanos a defender los valores humanos, entre los que resaltó el reconocimiento y tutela de la dignidad del ser humano, el respeto de la vida humana desde el momento de la concepción hasta la muerte natural y la salvaguardia de la institución familiar basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, "ya que estos son -precisó- elementos insustituibles e irrenunciables del tejido social".
Benedicto XVI recordó que hace ya más de cinco siglos en la República Dominicana se celebró la primera misa en el continente americano, resaltó la labor de los misioneros en estos quinientos años y destacó la labor evangelizadora realizada en el continente de la esperanza, como le llamó Juan Pablo II, desde la isla de la Española.
El Pontífice invocó la intercesión de la Virgen de Altagracia, la patrona, y de Santo Domingo de Guzmán para que colmen de don "a ese amado país y pueblo dominicano tan cercano al corazón del Papa". EFE