BARCELONA (EFE).- El Barcelona bordó una nueva obra de arte esta temporada al fulminar al Bayern Munich en el Camp Nou por 4-0, al que infligió un severo correctivo en juego y goles, todos ellos en la primera parte.
Otra gran noche de un Barça pletórico, con Lionel Messi bigoleador y nuevamente ejerciendo de comandante de un ataque azulgrana demoledor, que en el primer tiempo avergonzó a su rival, contra el que desplegó su mejor versión.
El Bayern viajó a Barcelona aún conmocionado por el 5-1 que sufrió contra el Wolfsburgo, y no las tenía todas porque alineó una defensa de circunstancias. Para prevenir males mayores, Jürgen Klinsmann ordenó una presión para ahogar al Barcelona en todo el campo y subir su defensa a unos treinta y cinco metros de su línea de gol.
Con estos márgenes para mover el balón, y frente a la avalancha de jugadores del Bayern que se echaban encima de todos los balones, el Barcelona vivió unos instantes de agobio, pero rápidamente vio que la presión en la zona de construcción dejaría de ser efectiva en el momento en que la temible ofensiva, con Henry, Eto’o y Messi, se pusieran las pilas.
Y así empezó a ser en el minuto 6, cuando Henry rompió la débil defensa en línea del Bayern, regateó al meta Hans Jörg Butt y conectó un suave disparo que dio tiempo a Dimechelis a sacar el balón en la línea de gol.
Volvió a la carga el Barça en el minuto 9 para abrir el marcador (1-0), en una acción de Messi que batió por bajo y ajustado al palo, tras un gran pase de Eto’o.
Empezaba el festival. Nuevamente los dos protagonistas del anterior gol, pero con los papeles cambiados; Messi envió un balón al camerunés, que lo recibió en línea, y batió al Bayern (2-0).
Fue tal la avalancha del Barça, en ímpetu, robos de balón y fuerza que el Bayern no sabía por dónde le aparecía el juego vertical de un Barça que no especuló en ningún momento, hasta que el partido sufrió un parón motivado por una acción en la que Messi cayó al suelo y el colegiado entendió que se había tirado y no señaló penalti.
Messi vio la amarilla ante el desespero del jugador y el griterío del Camp Nou, y continuó con un Josep Guardiola protestón en la banda que no entendía cómo habían amonestado a un jugador que no tiene por costumbre tirarse en el área. Ante la insistencia de Guardiola, que se encaró con el cuarto árbitro, el colegiado inglés le acabó expulsado en el minuto 17.
Todo un jarro de agua fría porque la acción parecía condenar la inercia del Barça, aunque el equipo catalán supo sobreponerse con acierto. Volvió a mandar en el partido, en todas las líneas y movió a su rival como quiso.
Fue en el tramo final del primer tiempo cuando al Bayern se le vino encima otro vendaval. En el minuto 38, y después de un disparo alto de Eto’o, Henry probó una nueva internada por la banda y en el pase de la muerte encontró a Messi, que se lanzó al suelo para marcar el tercer gol (3-0).
A pocos minutos para la conclusión del primer periodo, el ex barcelonista Van Bommel, ahora capitán del Bayern, interceptó de un codazo a Messi (no vio la amarilla), el balón cayó en los pies de Henry y éste batió nuevamente a Butt (4-0). El francés celebró el gol en solitario porque todos sus compañeros fueron a buscar a Van Bommel y a protestar al árbitro.