Sin duda, pero algo me hace sospechar que “a mar revuelta ganancia de pescadores”, más claro: que aprovechando la situación actual de crisis económica, algunos tratan de hacer su agosto, incluso en plenos meses de abril. Ahí están, por ejemplo, los empresarios, que no pierden tiempo en su afán de barrer para dentro, tratando de sacar tajada pidiendo, entre otras cosas, flexibilidad laboral (así llaman ellos a la posibilidad de despedir con mínimos costos).
Quizá no les salen las cuentas porque confunden lo que es ganar menos con lo que se llaman pérdidas. No son capaces de entender, asumir, reconocer, que el origen de la difícil situación económica no está en el mundo de los trabajadores sino en el del gran capital, del cual ellos forman parte. La crisis no se ha producido en la oficina, en el taller, o en la planta de fabricación, sino en los enigmáticos (y para mí siniestros) despachos de los grandes financieros que han jugado con el dinero de todos para su beneficio personal por medio de la especulación y el engaño.
Es un axioma, triste axioma, que la cuerda siempre se rompe por la parte más débil, esa parte que tiene que pagar una hipoteca, un crédito, que difícilmente llega a final de mes… pero la parte de la cuerda que esté en buenas condiciones podría servir para colgar al sol, para airear la poca vergüenza de quienes han causado este desastre mundial, que… por cierto ¿quienes son? Se desconocen nombres y apellidos. ¿Alguien lo sabe? Parece que se los tragó la tierra, como a sus millones de pesos.