En tanto la Asamblea Revisora sigue “revisando”, puntos que ya deben concluir con soluciones lógicas para las realidades que vive la República Dominicana, centenares de personas protestan “en reclamo de que el gobierno atienda las demandas que hacen las comunidades”, como es el caso de la provincia Monseñor Nouel, tal y como informó el colega Amaurys Florenzán en estas mismas páginas.
La imprescindible mirada del Gobierno hacia los programas de inversiones sociales, en la salud, la educación, el agua potable y los empleos, así como en muchas otras obras infraestructurales, siguen siendo objeto de protestas y marchas, como este vía crucis, que llevarán a cabo campesinos de la provincia Monseñor Nouel, hasta el Palacio Nacional, donde entregarán su pliego de demandas.
En muchos sitios del territorio nacional se alzan las voces de quienes sufren el mal funcionamiento de las distribuidoras de electricidad, cuyos programas no da abasto a sectores que sufren de prolongados apagones de hasta más de 15 horas sin energía eléctrica.
En franca paradoja, se habla de “24 horas sin luz”, ante el “Programa 24 horas de luz”, que se inició hace ya tres años, y fue avanzando, paulatinamente, en diferentes lugares del país.
Encima, como si hablasen idiomas totalmente diferentes y difíciles de interpretar, la discordia entre el Colegio Médico Dominicano (CMD) y las autoridades de la Salud Pública, parecen nunca acabar. Y lo más espinoso es pensar en una población que no cuenta con la medicina preventiva que permita prescindir, ni siquiera por poco tiempo, de estos servicios limitados por paros y marchas, que no acaban de tener soluciones.
El personal de las batas blancas continuará sus reclamos y según indicó su máximo dirigente, “hasta que el gobierno no le diga que tiene que resolver el problema de aumento salarial”.
Tal parece que existe, en diferentes puntos cardinales de la nación, una especie de embrollo e irracionalidades que no permiten un entendimiento, como ocurrió hace siglos en la torre de Babel…
