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Otra vez Paya

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Otra vez el poblado de Paya, Baní es noticia. No una noticia cualquiera, sino por un desembarco de drogas narcóticas.

Sin que aparezcan los l,200 kilos de cocaína, y una gran cantidad de dinero, que dicen ser millones de dólares, euros o pesos, tenemos ahora que por la playa de Jobero, en Paya Baní, la Dirección Nacional de Control de Drogas –DNCD-, incautó una lancha, tanques de combustible y varios vehìculos lujosos, jeepetas , una de la famosa Hummer.

También detuvo a diez personas, dos colombianos y un venezolano.

Transcendió que por el número de vehìculos incautados sin asientos, el cargamento podría ser grande, muy grande.

Tanto el caso de la matanza de Paya a cargo de un escuadrón de sicarios integrados por coroneles y oficiales de la Marina de Guerra, durante la jefatura de Julio César Ventura Bayonet, entre ellos, un coronel de apellido Peña Valdez, que era asistente de la jefatura de la MDG, y este de Jobero, tienen cosas en común.

Veamos en el caso de la matanza de Paya, el cargamento de l,200 kilos de cocaína no aparece.

El dinero que alegadamente estaba en la casa de donde sacaron a los colombianos no aparece.

Este hecho, tanto el desembarco como la matanza, fue en la región sur, particularmente en Paya.

La operación de Playa Jobero, es en el sur, en Paya y el cargamento desapareció. Es decir, que asistimos a una nueva modalidad de carteles fantasmas que aparecen por las playas desde Baní hasta Barahona: asesinan gente, dejan lanchas, vehìculos, jeepetas,y desamparecen por arte de magia los cargamentos y el dinero.

Todo esto ocurre porque la DNCD no tiene la logística que se necesita para estos como son lanchas rápidas, helicópteros, aviones, radales y vehìculos.

Los vehìculos que son ocupados a los narcotraficantes; de inmediato los fiscales piden que se los entreguen, no así los cargamentos de drogas que debería interesarle porque es el cuerpo del delito y su supone que deben proteger.

Estos fiscales y el Comité llamado de custodia de bienes son muy rápidos en los requerimientos de los carros, jeepetas y el dinero, mientras los oficiales encargados de la DNCD en las provincias y en la capital no tienen dónde moverse.

Así no se puede seguir porque para combatir el narcotráfico se necesitan recursos, una política de Estado transparente, fiscales y jueces que actúen con firmeza en función de lo que manda y ordena la ley.

El sur corto y el sur largo necesitan de una operación conjunta especial a cargo de la DNCD, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, donde se sellen las playas en la noche y el día.

Asimismo, que se establezcan efectivos puestos de chequeos en los caminos que van a las playas y las residencias que están cerca.

Este mecanismo de control tiene que ser en las vías que conectan la frontera con la capital.

Si los mandos militares y policiales se ponen de acuerdo, escogiendo a los mejores hombres y mujeres en cuanto a formación moral, entrenamientos y capacidad operativa, en ese sur tomado por los carteles pueden desalojarse a los capos nacionales y de otras nacionalidades.

Es un asunto de actuar en conjunto para hacer realidad el deseo y la proclama expuesta en la Asamblea Nacional por el presidente de la República, doctor Leonel Fernández Reyna, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y la Administración Pública, en el sentido de que el narcotráfico “NO PASARÁ EN LA REPÚBLICA DOMINICANA”.

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