Todos los dominicanos conocemos el transcurrir de la lucha que viene sosteniendo el Colegio Médico Dominicano por aumento salarial, y los pobres, los que van a los hospitales públicos, los que no tienen seguro médico, son los que mejor la han comprendido, porque sin ser los causantes del problema, han tenido que soportar los odiosos paros de servicios en los hospitales públicos.
Desde finales del año 2007, después de una “España boba” de la gestión anterior, con una directiva entreguista, que coloreó de amarillo nuestro gremio, el Colegio Médico Dominicano retoma un proceso reivindicativo, en procura de mejorar las condiciones económicas y laborales de sus miembros y a pesar de la muy conocida y aceptada justeza de las demandas, el gobierno y los legisladores influidos por este, excluyeron al sector salud de un aumento salarial por una mejora en sus condiciones de existencia.
En estos momentos no visualizamos en el horizonte la posibilidad de que el gobierno satisfaga ninguna de las demandas levantadas por el Colegio Medico Dominicano y no vemos ninguna acción inteligente para modificar la percepción y la correlación de fuerzas ante un gobierno que se ha mostrado sordo, ciego e insensible a los reclamos del sector salud y de la sociedad en general.
A lo externo, no hay nada que en términos políticos, obligue a este gobierno a ceder un milímetro en su tozudez, como serian: unas elecciones presidenciales, congresuales ó municipales; al contrario, cuentan con recursos de entretención como: Cumbre de Fuerzas Vivas de la Nación , la reforma a la Constitución , la rabia y la gripe porcina, que relegan el tema del sector salud.
A lo interno, hay una gran división producto de la resistencia al cambio de grupos que se creen depositarios de la razón y la verdad absoluta y que controlan las decisiones en torno a la lucha, escudados en una “comisión de estrategia” que ha suplantado a la Junta Directiva.
El saboteo adrede de actividades como la convocatoria del Consejo Nacional para la elección de la comisión electoral, la campaña subrepticia y sutil con los recursos de la institución para posicionar uno de sus posibles candidatos y la utilización del mismo proceso de lucha, justificados en “plenos de dirigentes”, gremiales y otras actividades que absorben cuantiosos recursos al gremio, para maquillar sus pretensiones continuistas, además de la planificación de actividades que tienen como único fin, conseguir los recursos de campaña y cuyo uso ulterior queda como “secreto de Estado”.
Al final, sacan factura a los médicos, chantajeándolos con una deducción falsa de que: “si somos nosotros los que hemos luchado por su bienestar económico, es justo que ustedes nos permitan continuar dirigiendo los destinos del Colegio Médico Dominicano”.
Es por eso que vemos que las últimas actividades han estado fuera de contexto y de todo razonamiento lógico, específicamente lo concerniente al Instituto Dominicano de Seguros Sociales, que no resiste paros de labores, porque sus usuarios son del régimen contributivo y requieren de una atención oportuna y de calidad.
Haciendo más de lo mismo no avanzaremos hacia el objetivo, cuando los legisladores cerraron el capitulo del Colegio Médico, en ese mimo momento cambió el escenario y este cambio no ha sido percibido ni por la “comisión de estrategia”, ni la Junta Directiva , ni por los gremios de la salud ahora integrados al proceso como “Coordinadora del sector salud”.
El momento llama al entendimiento y el escenario precisa de un cambio, hay que llevar el momento a un escenario de alta diplomacia, que nos permita romper con el cansancio y el desgaste de la lucha, que admita acumular fuerzas y cambiar la subjetividad interna, así como poder propiciar una buena percepción nacional e internacional de la lucha.
Para llegar al destino esperado, debemos sincerarnos, desenmascarar y oponernos radical y verticalmente a la hipocresía, al cinismo y el engaño; sin unidad, sin el debate franco, libre y democrático de las ideas y sin la deposición de intereses espurios, no será posible avanzar con un gremio monolítico.
La alta diplomacia de la que hablamos, esta enmarcada en el ámbito internacional, con organismos como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y otros organismos internacionales, así también como las embajadas, representantes nacionales de los países y con intermediarios idóneos no comprometidos, que nos encaminen a un entendimiento con las autoridades y que se finiquite de manera definitiva la situación difícil por la que está atravesando el sector salud.