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La música es la fuerza más transformadora del mundo

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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La música es navegar. Y Lila Downs, mestiza de india mixteca y norteamericano, es capitana. Ha recalado también en el cantar de la frontera, en el cancionero folk de EE.UU. en el rap y el hip-hop, en las tradiciones indígenas. Dicen que fue hippy, que se bebió las madrugadas de tequila cantando en alguna cantina, que también sabe de sanadoras y parteras, y que le interesa la milagrería.

En 2006, su disco «Una sangre» obtuvo un grammy latino. El año pasado publicaba otra de sus joyas: «Ojo de culebra», junto con artistas como LaMari de Chambao, Enrique Bunbury y Mercedes Sosa, matriarca de la canción suramericana con la que tantas similitudes guarda en la quebrada de su voz, y en lo profundo de su cantar y decir. Chavela Vargas, la dama del poncho rojo también lo tiene muy claro: «Yo ya me voy, porque los años pasan, pero viene en mi lugar una señora llamada Lila Downs».

Lila vuelve a España en estos días, en una gira de siete conciertos, siempre y cuando, toquemos todas las maderas, la gripe porcina no lo impida. «Ya se imaginará, estamos muy preocupados por lo que pasa aquí», explica telefónicamente desde Oaxaca. «Aunque creo que parece que esta vez el gobierno federal mexicano sí ha actuado bien en algo muy serio». Cuando inició su carrera, Downs no se dejaba caer por nuestro país, pero ahora no se lo pierde de ninguna forma, porque, tal y como señala, «el público español siente una gran afinidad hacia la música de México, y a nosotros nos encanta ir a España, gozar de su cultura y del aprecio de su gente».

Entre concierto y concierto, Downs trabaja en un nuevo proyecto «con bandas de aquí de mi tierra y estoy componiendo algunos temas basados en las imágenes de los santitos, ya sabe usted que somos muy devotos por acá, es un proyecto interesante que tiene que ver con ese mundo de los milagros, la fe…».

Investigar, recopilar, cantar y componer, ejes de la vida de la artista, vida que igualmente se desliza siempre por la senda del viaje, el viaje iniciático a la manera de Kavafis. «Viajar es muy importante para el músico, ese andar como los gitanos de aquí para allá, siempre con la maleta preparada».

Naturalmente inquieta y curiosa, en Lila Downs toma cuerpo una sacerdotisa de la canción: «Creo que la música posee el poder de la transformación, te da el poder de perdonar al prójimo, no hay en el mundo ninguna fuerza más transformadora y más sagrada, y poder ser parte de ese venero de inspiración y existencia es algo por lo que estoy inmensamente agradecida».

Lila Downs, la sanadora, la chamana, la que escribe: «Cúrame, madre de susto, limpiame con ruda y floripondio, sóbame mis pies cansados con aguardiente». La voz de la vieja Madre Tierra.

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