Aquel 19 de mayo de 1895, José Martí escribió que las aguas de Dos Ríos estaban muy turbias. Justo en este sitio, de la parte más oriental cubana, tuvo lugar su caída en combate, en esos momentos en los cuales se reiniciaba la gesta independentista, liderada por el gran domínico- cubano, el Generalísimo Máximo Gómez y Báez, quien la denominó sin rodeos “la Guerra de Martí”.
Fue el Héroe Nacional cubano quien definió el verbo “Honrar, honra”, de manera tan especial, y hoy, la patria de Juan Pablo Duarte experimenta especial orgullo ante su memoria y le recuerda en este nuevo aniversario de su muerte física.
En el mundo entero se hacen homenajes al hombre que habló de “las tres Antillas que han de salvarse juntas, o juntas han de perecer, las tres vigías de la América hospitalaria y durable, las tres hermanas que de siglos atrás se vienen cambiando los hijos y enviándose los libertadores, las tres islas abrazadas de Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo”.
Desde la República Dominicana, las voces de los más humildes, con quienes quiso él su suerte echar, se elevan este 19 de mayo hacia la memoria infinita de Martí y quizás no haya mejor manera de tributar al héroe que sus propios versos sencillos. Sea en su propia voz nuestro homenaje:
Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma,
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.
Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.
Yo sé los nombres extraños
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolores.
(…) Yo he visto al águila herida
Volar al azul sereno,
Y morir en su guarida
La víbora del veneno.
(…) Oculto en mi pecho bravo
La pena que me lo hiere:
El hijo de un pueblo esclavo
Vive por él, calla y muere.
Cultivo una rosa blanca
en junio como enero
para el amigo sincero
que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo;
cultivo la rosa blanca.