Evander Holyfield no escarmienta…e insiste en seguir en los cuadriláteros pese a que ya está viejo y acabado. Su testarudez sigue.
Según informes de prensa, Holyfield regresará al cuadrilátero el 25 de julio cuando enfrente, en un coliseo de Addis Abeba, al desconocido pugilista etíope-estadounidense Sami Reta.
Esta pelea formará parte de un cartel internacional que es parte de una campaña para recaudar fondos y concienciar al mundo del problema del sida en África.
Ya es oficial este combate, pues fue anunciado este miércoles en una conferencia de prensa en la capital etíope.
Los promotores, conjuntamente con los boxeadores, dijeron que el boxeo debe unirse a la causa de recolección de fondos en favor de los millones de personas afectadas por VIH, que provoca el sida.
Todo eso está bien…que el boxeo debe ser colaborador de una causa noble. De que sus boxeadores se unan a la lucha contra el sida.
Pero no es Evander Holyfield, ya con casi 47 años a cuesta y bastante golpeado, el que debe servir de ejemplo para esa causa.
Holyfeld, y lo he escrito varias veces, es un boxeador testarudo, que no acepta la realidad. Y la realidad es que él ya cumplió su positiva etapa de estelar boxeador.
La etapa de un grande en los ensogados.
Un hombre que conquistó cuatro veces la corona mundial de los pesos completos. Que derrotó dos veces -aunque en la segunda pelea prácticamente no hubo una real victoria, legal- a Mike Tyson y que logró dar el salto (positivo) de los cruceros a la categoría completa. ¡Y como peso completo fue grandioso, inmenso!
Lo jerarcas del boxeo
La culpa de que a Evander Holyfield le pase una desgracia en el ring la tendrán los jerarcas del boxeo profesional.
Cuando hablo de los jerarcas me refiero a los promotores y directivos de los organismos que gobiernan el boxeo mundial.
Es a esas personas, especialmente, a las que me refiero. Porque son quienes avalan que un boxeador como Holyfield siga, sin necesidad, en el cruce de guantes.
Parece que Holyfield, quien además fue medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de 1984, tiene problemas económicos. ¿Y botó todo el dinero que ganó en sus momentos de gloria?.
Si se le acabaron los millones de dólares que devengó gracias a su probada calidad, entonces él tiene que sufrir sus penas económicas.
Pero insisto que las principales entidades del boxeo internacional (CMB, AMB, OMB y FIB), deben ponerle un "stop" definitivo a la carrera de Holyfield. Y prohibirle que se ponga unos guantes de boxeo.
¡La advertencia está hecha!
E-mail: carlosninagomez@yahoo.com
