Los familiares de la periodista Helen Suriel Pujols, asesinado por su ex novio el pasado primero de enero, reclamaron este miércoles al Ministerio Público que se haga justicia y que su victimario reciba el castigo que merece.
El proceso judicial, en contra del asesino de la periodista Suriel Pujols, el joven Junior Domínguez y su hermano, el capitán de la Policía, Fausto E. Encarnación Domínguez, cuya arma de reglamento fue utilizada para cometer el crimen, se iniciará el próximo miércoles 3 de junio en la 5ta Sala del Tribunal del Palacio de Justicia de la provincia Santo Domingo.
La comunicadora, de 28 años, fungió por cinco años como directora de Relaciones Publica de la Secretaría de Estado de Interior y Policía y mantuvo un trabajo constante en los programas de esa entidad, dirigidos al combate de la violencia, sin saber que ella sería víctima de la misma, que ha segado cientos de vidas en la República Dominicana.
Desde muy joven, Helen se entregó en cuerpo y alma a la labor social en el sector, Los Tres Brazos, donde trabajó a favor de los que no tiene voz y en contra de las injusticias sociales.
La comunicadora fue asesinada vilmente por un despechado, quien esperó que estuviera sola, entró a su habitación y llegó hasta su cama, mientras ella realizaba trabajos en su computadora, trabajando en su tesis de grado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
El suyo fue el primer feminicidio del 2009, dejó en la orfandad a la niña Glory, de 9 años, quien padece de espina Bífida, por lo que requiere atención las 24 horas y a Yadil de 3 añitos.
Tanto su madre, Altagracia Pujols, como su tía, la también periodista Providencia Rossi Pujols, reclaman a las autoridades judiciales que los responsables caiga todo el peso de la ley.
Expresan que nada les devolverá la alegría y paz espiritual, pero que su castigo servirá de ejemplo para aquellos hombres que todavía no han entendido que el amor no se obliga, se gana.
“Hoy, a 5 meses de la desaparición física de Helen, nosotros sus familiares y amigos nos preguntamos ¿cómo es que el capitán de la Policía Nacional, Fausto E. Encarnación Domínguez, sigue siendo policía?, cuando violó las disposiciones del cuerpo del orden de prestar su arma de reglamento, además, en esos momentos estaba vigente la disposición de Interior y Policía que prohibía el porte de armas de fuego aún en policías que no estuvieran en servicio”, dicen los familiares.
A pesar que se constituye en delito que un oficial o agente de la Policía facilite su arma de reglamento a particulares para cometer un delito, el capitán, Fausto Encarnación, continúa libre y vistiendo su uniforme.
Esto ocurre, no obstante, los familiares de la víctima solicitaran al secretario de Interior y Policía, Franklin Almeyda y al jefe de la Policía, mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín, lo pusieran bajo arresto.