La tecnología, según hemos aprendido, remite hoy no sólo a unos artefactos, sino a nuevos modos de percepción y lenguaje, y también a nuevas sensibilidades y escrituras.
¿Qué ocurre con la trama comunicativa de la revolución tecnológica?
Un artículo publicado en la prensa nacional del país, referente a la tecnología de la información limita su enfoque a los equipos.
En estos días los profesionales de este multimedios DominicanosHoy, reciben un taller de creación sobre cómo construir textos periodísticos y fotografías, que tiene en cuenta la repercusión de la trama comunicativa en la revolución tecnológica. Esta introduce en nuestras sociedades, no tanto una cantidad inusitada de nuevas máquinas, sino un nuevo modo de relación entre los procesos simbólicos y de formas de producción y distribución de los bienes y servicios.
Como que cada estudio amplía el universo de la comprensión a cada hecho que nos rodea, la reflexión lleva a la siguiente conclusión: lo que está en juego no es sólo la reproducción de contenido, ni la mera circulación de información, sino nuevos modos de producción de conocimientos.
De hecho, la comunicación es un eje de transformaciones radicales en todos los aspectos de la sociedad; incluso influye en la vida personal de niños y niñas, de hombres y mujeres.
Las transformaciones son claves, esenciales en todo este proceso que repercute en algo tan importante como el saber.
En la República Dominicana tiene lugar un desarrollo tecnológico, que debería corresponderse con la preparación individual de cada profesional sobre cuyos hombros recae este desafío en el siglo XXI.
En consecuencia, la comunicación en el campo de las Ciencias Sociales, deja de ser un movimiento exterior a los procesos culturales para convertirse en un movimiento de apertura a otras identidades, que siempre implicarán la transformación y recreación de la propia, sin pérdida alguna de los valores que identifican a cada nación. Léase transculturación, no deculturación: otro de los desafíos del siglo XXI.