Luego de mis dos ultimas publicaciones tituladas: ¿Dónde está el presidente Fernández? y “Cuidado con los pactos”, he recibido algunas llamadas de personas que reclaman la razón por la cual yo he vuelto a escribir en contra del mandatario.
Como yo hablo claro, he titulado esta nueva entrega: “Yo no estoy en contra del presidente Fernández” como una respuesta pública a quienes no aceptan oposición alguna.
En pleno siglo veintiuno, lamentablemente muchos de estos “políticos”, no terminan de entender la diferencia entre exigirle al gobierno que ya está bueno de solo discursos y justificaciones, obligarlo a que ejecute programas nacionales en beneficios de las mayorías, y lo que sería una posición vaga contraria al gobierno. ¿Será que pedirle que entiendan dicha diferencia es como pedirle peras al horno?
En lugar de quejarse en un restaurante dominicano que está cerca del aeropuerto de Miami, y a propósito venden una yuca deliciosa, lo que estos muchachotes tienen que medir en mis palabras es la veracidad o el grado de especulación que existe, el grado de sensacionalismo que mis escritos puedan conjugar en contra del gobierno del PLD. Para mi tranquilidad espiritual no encontrarán nada peyorativo al respecto.
Ahora bien, de lo que yo sí estoy en contra es de la falta de equidad en los procesos judiciales, donde quedamos perplejos ante la poderosa influencia del Poder Ejecutivo para que, no solamente queden libres los cuatreros del erario, sino que ni siquiera cumplan una hora de cárcel personas como Vivian Lubrano.
Félix Bautista ordena que un helicóptero lo lleve a San Juan de la Maguana para hacer proselitismo político, gasta millones de pesos de nuestros recursos, y como un contra sentido comprobable, ese mismo helicóptero no fue capaz de transportar a un hospital a ninguno de los necesitados enfermos de gravedad que se encuentran en el mismo San Juan de la Maguana.
Seguiré en contra del dispendio inmisericordioso de nuestros impuestos. Cientos de escuelas empeoran su estructura física cada día, héroes y heroínas nacionales como los profesores tratan de enseñar como puedan y con lo que tengan a mano. Como consecuencia, la mala calidad de la educación que reciben mis hermanos dominicanos se refleja en el extranjero y aquí mismo en Miami; lamentablemente, somos testigos de lo difícil que le resulta a un dominicano integrarse al mercado de trabajo profesional.
Siempre ha sido mi exigencia y mi credo: tenemos que formar un gobierno que permita que el dominicano sea primero productivo en su propio país, y luego competitivo en el resto del mundo.
Y eso sólo se puede lograr mediante una ejemplar inversión en educación y salud.
Pero, creo entender la queja de ustedes, eso se debe en parte a la cultura, que como retrogradas, una vez que tienen el estómago lleno, tienden a olvidar los hechos. ¿Acaso lo que yo digo no es exactamente lo mismo que reclamaba el doctor Fernández a principios de los años noventa?
Compartiré lo siguiente con ustedes, pero sólo para refrescarles la memoria. En uno de los discursos que el fenecido líder del PRD, el doctor José Francisco Peña Gómez llevaba a cabo, le reclamaba al joven político doctor Leonel Fernández la falta de experiencia y de conocimiento sobre política exterior y que él, Leonel, no conocía ni tenía relaciones internacionales fuera del país, entre otros señalamientos.
Como respuesta, el aspirante Leonel le contestó diciendo: “Es cierto, yo no conozco esas relaciones internacionales, pero sí conozco al hijo de la vendutera doña Ñoñinga, al hijo del platanero, al hijo del profesor, al plomero”, y así concluyó su discurso, nombrando esa gran lista de dominicanos desaventajados, describiendo puramente la cruda y sofocante realidad de nuestra nación en esos momentos.
La desilusión de aquel discurso magistral no se hizo esperar, una vez que llegó al poder al entonces nuevo presidente, doctor Leonel Fernández, se le olvidaron los hijos del platanero, del plomero, del profesor y hasta el de doña Ñoñinga.
Como lo he observado en mis dos artículos: ¿podemos determinar entonces que es una costumbre del presidente Fernández, decir una cosa y hacer otra y esta última regularmente en contra del pueblo?
Hablemos de algún funcionario. ¿Cómo dejo de señalar con énfasis el irresponsable manejo de una Secretaría como Salud Pública? Y no sólo por los últimos hechos de la influenza AH1N1, donde supuestamente, como medida de prevención, se gastaron unos cincuenta millones de pesos en la compra de 500,000 pastillas para “blindar la salud del pueblo”; pero, al mismo tiempo irónicamente, tratan de ocultar la situación, con la desventaja de que el brote ahora se destapa por doquier.
¿Y qué me dicen sobre el dengue, leptospirosis, desnutrición pre y post natal de nuestros infantes, hospitales del terror y los enfermos con serios problemas estomacales provocados por la gastroenteritis, parásitos intestinales y estomacales que siguen apoderándose de la salud nacional, ya que la calidad de nuestra agua potable, por la falta de un flujo sostenido se contamina con bacterias y por las tuberías que ya es tiempo de cambiar, lo cual permite la aglomeración de cuanto cuerpo extraño pueda crecer ahí dentro?
¿Cuándo fue la última vez que el secretario de Salud Pública, Bautista Rojas, ordenó que se hicieran estudios sobre la calidad de agua potable que se consume a escala nacional? O mejor pregunto: ¿cuándo fue la primera vez que dicho funcionario se refirió al tema?
De seguir dando ejemplos sobre los puntos que yo no puedo aplaudir de la presente gestión, me podría extender con suma facilidad y de forma irrebatible en decenas y más decenas de artículos relacionados.
Sin embargo, no creo que dichas publicaciones surtan efecto alguno en los actuales funcionarios. Para ellos es más importante el enriquecimiento, cuanto antes mejor, la “prioridad nacional” es colocar cuentas personales, por medio de testaferros, en bancos de Grand Cayman e invertir dinero en hoteles fuera del país, como España, sólo por nombrar un par de ejemplos. Parece que se les olvida el viejo refranero: ¡el dominicano es como el arroz, donde quiera sale!
Pero, lo curioso del caso es que todo esto pasa ante la anuencia de ustedes mismos, los que no soportan que la verdad emerja y ponga al descubierto a ese grupito de malos dominicanos, que sólo se quedarán con algo de nuestros recursos, pero nada más. En cualquier clase social que entren, todos sabrán de dónde vino tanto poder económico, tanta opulencia.
Esta es la primera y última vez que contesto a este tipo de personas y de comentarios. Ese tipo de dominicanos no merece que pierda mi tiempo. Sin embargo, no debo concluir sin antes hacer una de mis predicciones: lo único que cambiará en el país en los próximos dos o tres años es la cantidad de préstamos que faltan y las intenciones de funcionarios de revestirse de inmunidad parlamentaria y de esa forma evitar el peso de la justicia.
Entonces, yo no hablo en contra del gobierno del PLD, son los funcionarios del PLD que por sus malas prácticas están en contra del pueblo.