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Hipólito Mejía: icono político o el relajo que sigue…

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“Yo estoy de acuerdo con que miguelito sea el presidente del PRD, pero yo tengo que irme a Santiago a una boda de mi primo, ahora mismo se están consensuando tres puntos importantes, pero me voy, no desesperéis, destacó Hipólito”.

Cuando se escriba la biografía del ex presidente Hipólito Mejía, de seguro su biógrafo no omitirá su singular forma de comunicación con el pueblo dominicano.

Entre palabras coloquiales, su forma muy peculiar de expresión del castellano dominicano le harán sin duda pasar a la historia: los ensayos literarios y las tesis de grado no serán una, ni dos.

Bien coloquial ó criollo, folclórico e informal, no sabe estar de otra manera. Así se ha forjado un carisma como persona y político que cada una o uno lo direcciona hacia el norte o sur. Desde “papá Hipólito, hasta vuelve Hipólito”. Creía que estas adulaciones ya habían desaparecido tras el ajusticiamiento del dictador Trujillo.

Siguen en nuestro subconsciente la nostalgia de la era colonial, de machos caudillos, de personajes irrepetibles e imprescindibles. A lo que se ve, el señor Hipólito Mejía es un buen trampolín desde donde lanzarse o en quien escudarse. O quizás la piedra perfecta en el zapato para incordiar. Así que ya ven, tiene varias funciones y utilidades dentro y fuera de su partido y en el país.

Tomo postura: personalmente fuera de prejuicios que no los tengo de ninguna índole pero creo en los momentos, en las formas. No puede un político de ese nivel permitirse tantos privilegios lingüísticos, sencillamente no procede, no ha lugar.

Llamar al líder actual del PRD, que acaba de ser proclamado presidente del PRD, como “miguelito”, no puede, no debe expresarse en público así y menos ante los medios. Y peor aún salir de tan importante reunión donde se está gestando el futuro inmediato de un partido que tiene la obligación nacional y moral de retomar el poder, situándose en un lugar preferencial del electorado.

El PRD debe y tiene que buscar la adrenalina disminuida o perdida en sus militantes y en sus simpatizantes y conectar como lo hizo en el pasado. Ahora, con un presente de nuestro país desesperanzado, humillado, decepcionado, ya no sabe ni en qué o en quién creer. Pero, ya despierto y no dispuesto a dispensar los desaciertos y errores que gracias a la tecnología es imposible ocultar, ni la verdad, ni las actuaciones amorales e indecorosas.

La situación es tan delicada que muchos dominicanos y dominicanas hablan y escriben de desertar de su nacionalidad.

¿Qué nos pasa como país?
¿Quién devolverá la dominicanidad?
¿Hacia dónde nos dirigimos?

Ahora, después de los efectos del “champagne”, resulta que el señor ex presidente recuerda que no se eligieron ni al Secretario de Organización, ni al Secretario General del PRD.

Por lo que vuelve a fustigar para buscarle una solución de urgencia a esta situación, que comprendo, nada simpática es para los aspirantes a ambos puestos electivos.

Entiendo que se acogió, casi a unanimidad, elegir al presidente del PRD, debido entre otras circunstancias la millonaria suma que había que gastar para montar todo el espectáculo de la convención. Entre 40 y 50 millones de pesos, una exageración en plena crisis económica mundial.

Está de más claro que lo que procedía era la convención, es el organismo democráticamente para ello, pero en el ejercicio político como todo en la vida dos y dos no son cuatro. Pienso que ha sido correcta la determinación del Comité político del PRD y lo demuestran las votaciones.

De acuerdo, ahora están los emprendedores y férreos aspirantes a los dos cargos electivos-por supuesto-nada contentos. Eso es comprensible de seguro, además de su tiempo y recursos personales y personas que los están apoyando en sus aspiraciones, pues ellos les deben su palabra y la implicación en lo personal de luchar hasta lograrlo.

Tal vez, de todo esto saquemos una moraleja a lo interno de todos los partidos políticos. Hay que revisar en lo adelante los mecanismos a poner en marcha para enarbolarse en aspiraciones políticas, tanto a nivel de lo interno del partido como al exterior.

Debido a que en nuestro país tenemos un estilo de hacer política y más aún de aspirar a base de gastar muchos millones de pesos dominicanos. Por ello se “cuelan” dentro de la misma matriz del poder individuos no aptos para ejercer la política.

Hay que empezar a trabajar arduamente en la educación política de la población para ir subsanando este mal engendrado por todos los aspirantes y candidatos políticos tradicionalmente.

El PRD ha insistido e insiste en que el PLD ganó las elecciones “usando los recursos del Estado”; esto es un buen marketing de la oposición.

Entonces, lo que procede es predicar con el ejemplo desde ya, es decir, que las aspiraciones de los candidatos no sea un desmedro de dinero muchas veces utilizando su patrimonio personal, porque es de todos conocidos la frase de “luego lo multiplico”- Desde ese instante se gesta la corrupción-no generalizo-pero es a lo que nos tienen acostumbrados.

El que invirtió 100 millones de pesos dominicanos en su campaña electoral muy probablemente desea duplicar con intereses incluidos lo invertido. Le da igual si tiene que aumentar fantasmalmente la nómina, comprar equipos invisibles, hacer facturas imaginarias. Lo maligno y malévolo de esto es que les están cobrando a los pobres, a los más necesitados y a su país.

Me permito sugerirles a los aspirantes o candidatos a los cargos electivos tanto para la secretaría general como para la de organización, que miren un poco más, que sí, que esto ha sido una “putada” para ellos como se dice en España. Pero, que antepongan para bien del país y de su partido a las de sus apetencias personales políticas y, verán los resultados. Los y las dominicanas los recompensarán.

Usted señor Hipólito Mejía no es que lo quieran ver en su precioso pueblo de Gurabo, es que debería de forma voluntaria exiliarse políticamente allí y escribir sus memorias, recibir las visitas de sus incondicionales y ser testigo de-muy probablemente-una nueva forma de gestión, de ejercer la política dominicana doméstica e internacionalmente.

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