En muchas ocasiones la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), se ha pronunciado por detener e impedir que sujetos de mala calaña irrumpan en planteles escolares, públicos y privados para ofrecer narcóticos a los estudiantes, en respuesta a quejas de las autoridades educativas, organizaciones y profesores, cuestión que provoca, no sólo pena, sino que significa un penoso bochorno para la sociedad dominicana.
La droga ha llegado hasta lo más profundo de los barrios, y cruzado las más amplias fronteras terrestres y marítimas, lo cual, de por sí, avergüenza, a tono con las consecuencias que viven las sociedades en detrimento de valores que se tambalean, destruyen y caen cuando dichas sustancias les corroen desde adentro.
Se habla de “más de 200 estudiantes (entre los 8 y 15 años), de las escuelas en la República Dominicana amenazados por la venta de narcóticos en recintos educativos.
Para nadie es un secreto que las sustancias psicotrópicas y otros estimulantes denominados en general “drogas”, resultan fatales en cualquier edad, por el efecto adictivo que provoca en el ser humano. Encima, si se comienzan a consumir en la niñez, entonces resulta verdaderamente nefasto para ese ser humano, la familia y la sociedad.
La prensa nacional habla de las declaraciones del presidente de Hogares Crea, Leopoldo Díaz, acerca de la posibilidad de que sean cerrados seis locales de esta entidad, “tres de ellos por falta de pago y tres porque sus propietarios los reclaman”.
Se trata de los Hogares Crea de San Pedro de Macorís, el de Herrera y el de Villa Mella y de este último se plantea que el dueño “pide la suma de RD$6 millones. Los tres restantes son el de Arroyo Hondo, que también está en venta, el de Samaná y Esperanza de Vida, que sólo aloja adictos seropositivos, que opera en Vista Hermosa”.
El análisis es más que necesario, imprescindible y no postergable. En unos casos se trata de atrasos en los pagos; otros “porque sus dueños quieren sus casas", tal y como declaró a la prensa el presidente de Hogares Crea.
Pero, cuando se visibiliza en su totalidad el problema y se comprende el incremento del consumo de droga en el país, coincidimos con el criterio de Díaz al calificar de “irrisorio el presupuesto que recibe de parte del Gobierno, que es de RD$34 millones al año, equivalentes a unos RD$2.8 millones al mes”.
Si se invirtiera en la ocupación del tiempo libre de niños, niñas, adolescentes y jóvenes en general, si a ellos se dirigiera una buena parte de lo conferido a mega obras y otras construcciones e inversiones en el territorio nacional, que pueden realizarse un poco después, ganaría ese pequeño ser humano, con quien estamos comprometidos desde siempre, se salvaría la familia y, consecuentemente, el triunfo sería para toda la sociedad dominicana.