¿Cuál es la razón inédita, irrebatible que justifique la alteración y posterior destrucción de un ecosistema de importancia internacional? ¿Por qué construir una planta tan compleja en un área tan protegida? ¿Significa esto, que perdimos un polo turístico de tanta importancia? ¿Cómo pretende éste grupo de depredadores crear el balance entre la vida natural de todo cuanto habita y las extracciones de material que necesitan para fabricar su cemento? ¿Si acaso les importara esto último, después de que el daño esté hecho, como piensan evitar que la sociedad mundial los califique de depravadores?
Jaime David Fernández Mirabal no es el único culpable, igualmente debemos nombrar a Francisco Javier García, quien funge como secretario de Turismo. Bautista Rojas, pues la complejidad de la cartera que tiene a su nombre, Salud Pública, debe emitir su posición en cuanto al impacto negativo a la vida humana y animal que traería una cementera en ese lugar cuasi sagrado, donde se produce la mayor cantidad de agua de toda la nación. ¿Será que estos dos tienen algo que decir?
Y luego debemos de exigirle al presidente Fernández que explique como él llegó a la conclusión de que en Los Haitises es donde mejor funcionaría una cementera.
Curiosamente me pregunto: ¿Qué pasa con las familias de poder que tantas veces han actuado como entes reguladores, y que ahora no han fijado su posición sobre la construcción de una cementera y posterior muerte de Los Haitises?
Los influyentes dueños de medios de comunicación masiva que han hecho historia porque en tiempos de heroísmo han dicho presente. ¿Dónde está su posición? ¿Será que también son parte del negocio? Quizá porque pueden disfrutar la flora y la fauna de otros países. ¿No les importa que destruyan la nuestra, la de todos?
Estoy seguro que ellos saben el valor de este parque nacional, ¿Entonces por qué no emiten un comunicado colectivo en contra de un daño tan atroz?
Y sólo por el arduo sacrificio de buenos dominicanos que exponen sus vidas, el proceso de esa pena de muerte se ha dilatado.
Este es un problema de consecuencia nacional. En las marchas, ¿por qué más del 97% de los protestantes pertenece a la supuesta clase baja? Y digo supuesta clase baja porque siempre ha sido este tipo de personas, clasificados como el proletariado, el grupo que más lucha por los principios nobles, morales y éticos de la nación.
¿Entonces, cual es el indicador que clasifica a una clase baja y a otra alta?, ¿la cantidad de dinero? Porque si ese fuera el caso, ¿podríamos decir sin miedo a equivocarnos que individuos como Quirino, Maconi y Florián Feliz puedan ser clasificados como la nobleza del pueblo?
A veces pienso que todo está perdido, pero no es así. Las manifestaciones de nuestros estudiantes y defensores del Patrimonio Nacional se hacen sentir con el paso de los días. Sin importar, amanecen a la intemperie, disfrutando ese sentimiento que nace cuando se lucha por una causa justa, como es el caso especial de vigilar uno de los pocos valores naturales que todavía tenemos: el Parque Nacional Los Haitises. ¡No imaginan con cuánto orgullo desentraño cada línea que se publica al respecto!
El Padre Rogelio fue tirado al suelo y maltratado. ¿Un Padre de la Iglesia Católica maltratado física y verbalmente y ni el Cardenal, ni los obispos que enuncian el Sermón de Las Siete Palabras han dicho nada sobre lo ocurrido? No tienen que esperar por el próximo Viernes Santo para pronunciarse como se amerita aquí y ahora. Para entonces ya será muy tarde y su discurso caerá en un grado de demagogia mucho más profundo que el discurso del año pasado. Es por eso que más y más personas pierden Fe en la Iglesia Católica.
La periodista y comunicadora Consuelo Despradel, una colega de miles de otros profesionales, igualmente fue maltratada y su vida casi termina en las manos de un pelafustán, vago acéfalo que le puso una pistola en su cabeza por el simple hecho de defender la tierra.
Pero, si en esa marcha hubiesen estado personas como don Rafael Herrera, don Pepín Corripio, Macarrulla, la señora Elena Viyella de Paliza, don Mario Read Vittini y otros poderosos del país, estoy completamente seguro de que los guardias ni se mueven o se atreven a manejar sus camiones, como lo hicieron en contra de los estudiantes en el campamento de Gonzalo.
Sin embargo, las fuerzas que mueven tan vil asesinato en Los Haitises son muy complejas, tienen mucho poder social, económico, eclesiástico. Y nosotros estamos muy solos y con muy pocos recursos. Por lo tanto, la batalla será corta. En la trama están envueltas personas de alta influencia quienes dicen defender la vida desde su concepción. Irónicamente, hoy preparan el escenario para practicarle el peor de los abortos a la Madre Naturaleza: la aniquilación de sus hijos, los Mogotes, descendientes de Los Haitises.
Y a partir de entonces, por siempre la Madre Naturaleza, junto al resto de la familia formada por los ríos subterráneos, sus cavernas e isletas, que en perfecta armonía geográfica adornan uno de los puntos mas hermosos del país, resalta las vistas divinas de la bahía de San Lorenzo, el Cayo de las Aves frecuentado en abundancia por los patos Pelícanos, y a través de las corrientes suaves y permanentes de los vientos alisios y las lloviznas, todos en unísono, lloraremos lágrimas de CO2.
Adiós Los Haitises, adiós Mogotes, ojalá mis descendientes te puedan conocer por lo menos en libros y fotos de algo hermoso que un día en el mundo existió.