Si dejamos de reconocer la habilidad que como político tiene el presidente de la República, Leonel Fernández, para en los momentos de crisis y dificultad de su gobierno meter bajo un mismo techo a sus opositores, de seguro que pecamos de ignorantes.
El primer mandatario del país y presidente de su partido tiene a sus dos principales contrincantes atados de pies y manos. Con el PRSC y el PRD hizo negocio y a los dos las ha puesto con lo de atrás palante, discutiendo y peleándose internamente.
Al PRD, en un primer momento hizo un gran intento por invalidarlo, al quererlo sentar en la “Cumbre de los Notables”, pero no logró, aunque Miguel Vargas Maldonado daba hasta lo que no tenía por estar en la mesa de los debates. Al final Miguel Vargas, a título personal, llegó a negociar con el mandatario en la casa de un amigo en el malecón y “ponerse de acuerdo”, aunque esto le costó la violación de las normas establecidas en su organización.
Después de esas negociaciones, las que se han convertido en una especie de Torre de Babel, el PRD está con medio baile perdido, dando tumbo y cambio de pie, mientras se olvida de su papel de opositor y el Gobierno gana tiempo.
El pasado 14 de junio debieron celebrarse las convenciones para elegir democráticamente las autoridades del partido, pero las traiciones, los acuerdos de aposento, las celadas y las puñaladas traperas lo impidieron.
Más tarde se dijo que era para el 21 de este mes, después que sólo se haría para los cargos de secretario general, organización y lo demás para el año 2010; pero el enojo, el pataleo y los gastos en que han incurrido los aspirantes han obligado a su alta dirección a realizarla el 27 de septiembre próximo.
Cuánta razón tuvimos cuando alertamos sobre las consecuencias de un precandidato a la presidencia de la República intenta ser al mismo tiempo presidente del partido.
Pero mucho más razón tenemos cuando decimos que el doctor Emmanuel Esquea, como ejemplo de coherencia, disciplina y unidad institucional, no se equivocó al retirarse de la contienda interna y proceder a bajar su perfil al ponerse en manos de la Comisión Nacional Organizadora de la Convención y expresar lo siguiente: “Si Miguel Vargas, Hipólito Mejía y Luis Rodolfo Abinader, han logrado ponerse de acuerdo en este momento sobre esos acontecimientos, estamos seguros de que ellos sabrán hacer lo mismo en el futuro, para preservar los mejores intereses del Partido Revolucionario dominicano”.
La unidad para avanzar en las elecciones del 2010 y ganar el poder en 2012 satisface nuestras más profundas aspiraciones, aunque lo más agradable hubiese sido hacerlo por la vía democrática e institucional.