LOS ANGELES. (EFE).- Los aficionados de los Lakers tiñeron el centro de Los Ángeles de tonos violeta y amarillo para recibir a los campeones de la NBA, que desfilaron por la céntrica calle Figueroa hasta el estadio Memorial Coliseum.
Este estadio deportivo, con capacidad para 95.000 personas, abrió sus puertas horas antes de que comenzara el desfile, con objeto de organizar la entrada de los miles de incondicionales que madrugaron para asegurarse un asiento.
No obstante, el estadio se llenó en menos de media hora, y quedó preparado para la llegada del equipo campeón, con fuertes medidas de seguridad, con unos 50 policías a lo largo del campo, y vigilado por seis helicópteros e incluso un zeppelín.
A través de cuatro pantallas gigantes instaladas en los laterales del estadio, los aficionados pudieron seguir el desfile que llevó a los jugadores y técnicos del conjunto californiano por el corazón de Los Ángeles desde el Staples Center, el pabellón donde juegan sus partidos como locales.
Hacia las 12 del mediodía, y tras cuatro kilómetros de recorrido en un autobús de dos plantas, las estrellas del equipo que el domingo se llevó el decimoquinto anillo de su historia ante Orlando Magic, llegaron a la enorme tarima instalada a lo ancho del estadio.
Una vez allí, pancartas como "Kobe Diem" o "No more diesel, running on Gasol-ine (No más diesel, nos movemos con Gasol-ina)" les dieron una muestra de la sed que tenía la ciudad de un nuevo título de los Lakers, tras siete años de sequía.
En el mar dorado y púrpura que llenaba las gradas del Coliseum, los fans trataban de atraer la mirada de sus ídolos a base de imaginación, ataviados con pelucas o camisetas de jugadores históricos.
La celebración del desfile en un día laborable no impidió la asistencia de los aficionados más fervientes, que confesaron al diario Los Angeles Times haber puesto una excusa para faltar al trabajo.
El montaje de la fiesta vino precedido de una intensa polémica respecto a la financiación del dispositivo y los controles policiales.
Los 900.000 dólares necesarios para costearlo convirtieron al alcalde de Los Ángeles, Antonio Villarraigosa, en el blanco de las críticas de quienes consideraban que el gasto era excesivo, sobre todo cuando la ciudad se enfrenta a su peor crisis fiscal en décadas.
Sin embargo, la controversia en el ayuntamiento se debilitó con el anuncio de que los gastos se cubrirían con fondos privados y no con el dinero de los contribuyentes, según confirmaron fuentes cercanas a los Lakers.
"Los angelinos merecen la oportunidad de celebrar esto con sus héroes", dijo Villarraigosa la víspera del desfile.
"Haremos lo que esté en nuestra mano para minimizar el impacto de la celebración en las finanzas de la ciudad y nos aseguraremos de que las donaciones privadas reemplacen el dinero de los contribuyentes para este evento", añadió.
La franquicia de los Lakers y el grupo Anschutz Entertainment, propietario del Staples Center, acordaron proporcionar más de un millón de dólares para financiar el desfile.
La celebración de los Lakers obligó al corte de varias calles en el centro de la ciudad, como Chick Hearn Court, Cherry y la propia Figueroa, así como las salidas a Exposition Blvd, Martin Luther King Blvd, Adams y Olympic, desde la carretera 110.