Apenas el caso de la Cementera en Gonzalo se abre y ya se anuncia al país que por la suerte de Dios, de Alah y Octavio López, una subsidiaria de una compañía norte-americana pagó un capital de RD $ 25.000 para explotar frente a Los Haitises la misma caliza que tiene en la mira, Aceros Estrella.
Como en el caso de la Cementera, anuncian una inversión de US $ 140 a 150 millones; pero, mientras tanto, se pagaron 25.000 pesitos criollos! Si, 25,000 de los nuestros.
Como siempre se dice que “se abre una etapa de innovación tecnológica en minería que responde a altos estándares internacionales”; pero, no se dice por qué esa empresa no abre esos boquetes en las calizas de los EE.UU y tampoco se dice para quiénes serán los 300 empleos a crear (mas que en la Cementera), si Octavio López dijo que la zona “esta deshabitada” y que por eso, se escogió ese lugar (¿y las ballenas? ¿Y la Bahia?)
Se dice otra vez que los equipos que transportaran la caliza, son tan modernos que no levantarán ni el mínimo polvillo, se habla de correas que llevarán el material al barco cisterna anclado en Arroyo Barril, sin recordar que eso ocurre diario en Barahona, con el yeso y conjuntamente con los blocks-verdes allí almacenados han transformado el puerto y el malecón en un infierno insoportable, gris y polvoriento, ruidoso y peligroso, sin que SEMARENA audite, monitoree el proceso de almacenamiento y de embarque.
Todo parece indicar que después del derrumbe del sistema financiero, que los paraísos fiscales son difíciles de acceso, los recursos naturales de la República Dominicana son el blanco privilegiado de esos capitales “de sobra”. Estamos peligrando y debemos seguir indignándonos.
La facilidad con la cual la dirección de minería otorga las concesiones, ya debe preocupar. La micro región – Península de Samaná-Bahía de Samaná-Bajo Yuna-Los Haitises-, debe considerarse como un “paisaje patrimonio natural y cultural” del país y del mundo. Antes de Colón fue habitada, en ella descansa el origen de este pueblo. Por lo tanto, todas las políticas a desarrollarse en ella, deben someterse a Evaluaciones Ambientales Estratégicas (EAE), entendidas como un proceso formal, sistemático y comprehensivo para evaluar las posibles repercusiones de carácter preventivo.
Además, tienen como objetivo remedir y calibrar las consideraciones ambientales junto con las económicas y sociales, para tener una evaluación de los impactos indirectos, acumulativos y sinérgicos que se pueden derivar de las políticas, los planes y programas de obras de diversa clase que se pretendan adelantar en ese espacio. Samaná, su Bahía, Los Haitises, Sánchez y Sta. Bárbara de Samaná, no aguantan más ninguna agresión ni de piratas ni de corsarios ni de minería.
