El Partido Revolucionario Dominicano (PRD), conmemoró el domingo 5 de julio el 48 aniversario de su llegada al país. Fue un 5 de julio del 1961, después del ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo, que llegó la primera avanzada integrada por Ángel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón A Castillo.
Su misión era clara, organizar en el país el partido, que fue fundado en el exilio en 1939, expandir las ideas democráticas y la justicia social por toda nuestra media isla.
El PRD, con sus altas y bajas, ha sido gloria de la democracia de América, bajo el liderato inmenso del inolvidable líder José Francisco Peña Gómez.
Hoy el partido blanco vive un proceso de transición y renovación política. Retoma los principios peñagomistas de la no reelección presidencial en períodos sucesivos, que bueno es recordar que habían venido consagrando las Constituciones dominicanas, muy especialmente la Constitución perredeísta del año 1963.
Principios peñagomistas que plantea elaborar la democracia con contenido social y donde entendamos que el Gobierno no es de una persona ni de una familia ni de un partido, sino de todo el pueblo.
Para lograrlo, hay que actualizar al PRD en los nuevos tiempos, abrir las puertas de esa organización a todos los sectores nacionales, a los jóvenes, a las mujeres, a los obreros, a los pequeños, medianos y grandes empresarios, a la sociedad civil.
Ese debe ser el reto de todo buen perredeísta.
Con la entrega, por parte de la comisión organizadora de la convención, del certificado que acredita a Miguel Vargas Maldonado como presidente del PRD por consenso de la dirección y el cual será refrendado por las bases de la organización, se inicia el proceso de cambio, el surgimiento de un liderazgo refrescante en el partido blanco.
Miguel Vargas ha sido el proclamador de un nuevo PRD, cuenta con el apoyo de más del 80 por ciento de las bases y dirigencia de la organización. Ese resultado de simpatía debe cada perredeísta volcarlo hacia el pueblo, convertirlo en vocación de poder, posicionarse para las elecciones congresuales y municipales del próximo año y para la presidenciales del 2012.
Ante la necesidad de cambio, ante el clamor del pueblo dominicano para que se le ponga fin a la corrupción que ha tomado diferentes matices en nuestra vida, ante la prevaricación, el tráfico de influencias, el nepotismo, ante la ausencia de control del gobierno, es necesario, urgente, la unidad de la cúpula del PRD.
Pongan fin, señores del PRD, a las malquerencias, a la suspicacia, refuercen con su ejemplo el prestigio y las fuerzas de esa organización.
Recuerden que no hay hombres providenciales, sobrenaturales, capaces ellos solos de cambiar el destino de un pueblo. Todo hombre esta determinado por la realidad, por las circunstancias.
Tienen que entender que las circunstancias actuales han demandado que el PRD sea dirigido por un hombre prudente, de sano juicio, es lo que precisan las actuales circunstancias.
Además, Miguel Vargas ha recibido el mayor apoyo popular interno y externo.
No se equivoquen. El error puede ser fatal para el PRD y la democracia dominicana.