La Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, más conocida por la PUCMM, tuvo en sus aulas un significativo acto, donde se elevaron las voces de sus estudiantes, junto a representantes de la Administración de Empresas en un: “¡Go Green!”, que expuso la necesidad de los esfuerzos e ideas a favor de la preservación ambiental.
Pero, el propósito de “crear conciencia organizacional y sobre todo personal, orientada a la conservación de los recursos naturales como bien primordial del Estado”, no es sólo anhelo de estudiantes y empresarios. Dominicanas y dominicanos tienen la imperiosa necesidad e unirse en tales objetivos que por su nobleza y finalidad deben ser abrazados al unísono.
Amaury Florenzán, otro joven universitario, comunicador y ardiente defensor del medio ambiente y de los derechos de cada ser humano, reflexiona en torno a la situación del ecosistema del planeta, y trae el texto de la carta del Jefe piel roja, el cacique Seattle de la tribu Suwamish, enviada al presidente norteamericano Franklin Pierce en 1855 y publicada en el diario El País de Montevideo, en su edición del domingo 2 de marzo de 1997.
La misiva responde a la oferta de compra de las tierras de esa comunidad indígena por el gobierno de Washington, el Jefe Seattle expone en unos fragmentos:
“El gran jefe de Washington manda decir que desea comprar nuestras tierras. También nos envía palabras de amistad y buena voluntad. Apreciamos esa gentileza porque sabemos que nuestra amistad no le hace mucha falta. Vamos a considerar su oferta, porque sabemos que de no hacerlo el hombre blanco podrá venir con sus armas de fuego y tomar nuestras tierras.
(…)“Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra natal cuando se van a caminar entre las estrellas. Nuestros muertos, en cambio, jamás olvidan esta hermosa tierra (…). Somos parte inseparable de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; (…) El aire es algo precioso para el hombre piel roja, porque todas las cosas comparten el mismo aliento: el animal, el árbol y el hombre.
“El Dios de todos es Dios de la Humanidad y Su compasión es igual para el piel roja y para el blanco. Esta tierra es preciosa para El y causarle daño significa mostrar desprecio hacia su Creador. (—) cuando los rincones de todos los bosques despidan olor a muchos hombres y cuando la vista de las verdes colinas esté cerrada por un enjambre de cables parlantes. ¿Dónde está el espeso bosque? Desapareció. ¿Dónde está el águila? Desapareció. Así terminará la vida y comenzará el sobrevivir.”
¿En qué tiempos de los mencionados en la profética epístola se encuentra la humanidad?