La batalla que dieron los quisqueyanos en la defensa de nuestra soberanía , consistente durante las tres invasiones que hemos sufrido del poder norteamericano, especialmente en la última, la de 1965, en la que un grupo de valerosos taínos, encabezados por el coronel Francisco Alberto Caamaño se enfrentó, resistió y obligó a la más grande invasión militar de América en los tiempos modernos a negociar una salida.
Esa batalla le dejó bien claro a los yanquis que los quisqueyanos no querían, ni estaba dispuestos a ser una colonia del imperio, queríamos y por ello tomamos la espada y el poema, lo que Duarte, Juan Pablo Duarte, nuestro Patricio, nos había enseñado: “¡República Dominicana debe ser libre de toda potencia extranjera o se hunde la isla!”.
La isla resistió, demostró que no quería ser una colonia yanqui y lo mejor que podía hacer el imperio si no quería tener un Vietnam en el Caribe era respetar eso.
Otro factor, tan importante como el primero, que obligó al imperio a rechazar la idea de convertir a Quisqueya en una colonia, en un Estado de la Unión, lo fue el hecho de que compartimos la isla con Haití y las proyecciones demográficas que hicieron le dieron como resultado que los haitianos superarían en números a los dominicanos, pudiendo crear un Estado de habla francesa dentro de los limites geográficos del imperio y eso rompía la concepción de unidad lingüística con que los imperialistas soñaban: así que Haití nos ayudó a ser independientes. ¡Gracias madre África!
Al terminar el conflicto armado de 1965, el Pentágono convocó a una reunión de sus grandes cerebros para que elaboraran el modelo económico que Quisqueya debía seguir. La reunión se efectuó en un Hotel en Panamá y la gente que allí participó tenía tanta influencia en la sociedad norteamericana, que tres de ellos terminaron siendo Jefes de la Reserva Federal. Los cerebros del imperio acordaron que Quisqueya debía seguir un modelo económico basado en tres sectores:
1- El desarrollo del Turismo
2- La expansión de las zonas francas
3- La creación de un estructura financiera que le sirva de base y entrelaces a los sectores económicos y como mecanismo para recibir y distribuir las remesas de los dominicanos residentes en el extranjero y la de aquella gran mayoría a la cual se le abrirían las puertas para que emigraran a la cuna del imperio, sobre todo a Nueva York.
No necesito decirles a ustedes que el modelo –turismo-zonas francas-financiero- se impuso, porque eso es algo que todos hemos visto, que todos hemos vivido; lo que si quiero decirle es que los demás sectores de la economía tuvieron que supeditarse a las necesidades de ese modelo, que ahora aparece tan voraz como el imperio en sus inicios y que no quiere respetar ni a nuestras aguas subterráneas, ni a nuestras montañas de arenas marinas, ni a lo más bello que tiene América: El parque Los Haitises.
Uno de esos sectores que fue sometido a las necesidades del modelo lo fue el de la construcción. Un grupo de ingenieros con concepción masónica sentó el camino que debía seguir este sector con la construcción de los proyectos Jardines del Embajador, Condominio Bella Vista, la Avenida Anacaona y el Parque Mirador Sur.
La arquitectura masónica basa su construcción en el juego con los vientos, en el amor por los espacios, en la creación de pequeñas comunidades que impidan el crecimiento de la anarquía y en el uso de los elementos históricos naturales, no religiosos. Las construcciones basadas en concepciones religiosas fundamentan su crecimiento en una estructura esclavista: se construye una iglesia en el centro y de ahí se permite que la miseria se expanda en forma anárquica.
La arquitectura masónica está liberada de esto, está diseñada para crear un hombre libre, amarrado al amor, atado libremente a la naturaleza que lo acoge. Usted visita Jardines del Embajador, Condominio Bella Vista, la Avenida Anacaona y el Parque Mirador Sur y podrá ver, sentir, oler y palpar lo que le estoy diciendo. Otro elemento importante en este tipo de construcción es que es una estructura totalmente comunista. Aquí es absolutamente necesario compartir los cuatros elementos de la creación: el agua, la tierra, el aire y el fuego y para compartirlos en paz hay que tener una responsabilidad social totalmente comunista; es decir, hay que entender que la torre es tu hogar.
La administración de un condominio está basada en un principio comunista bastante sencillo: se determinan los gastos y se reparten en partes iguales. No hay cómo argumentar que con la práctica de esa modalidad se está siendo injusto, por delincuente que usted sea.
Pero, ocurre que dentro de los condominios se han mudado unos ladrones natos, unas personas con el virus del ladrón en el alma y que para que supuestamente nadie los joda, se hacen los locos, protestan por todo, no comparten con nadie e inventan las más perversas excusas para no pagar sus cuotas, las cuotas mensuales que le permiten tener agua, electricidad y gas común, ascensores y un limpio espacio.
Las cosas empeoran cuando un delincuente, un ladrón nato se apodera de la administración porque entonces este basa todo su hacer en decir que nadie quiere cooperar y empieza a usar todo como si fuese su propia y única propiedad. Y como no hay cosa mas satánica en la Tierra que tener problemas con un vecino, la gente buena prefiere “dejar hacer , dejar pasar”, conducta bien peligrosa y dañina para la vida en comunidad.
¿Son verdaderamente locos? Una de las cosas más fascinantes en los seres humanos es su capacidad para creer en las mentiras, a pesar de que saben que son mentiras; sobre todo cuando la dicen ellos mismos que “No son locos na”, son ladrones de nacimiento, gozan con saber que están estafando a los demás, gozan con saber que el vecino le pasará por el lado y no tendrán que saludarlo, gozan con saber que no tendrán que mirarlo a los ojos porque el delincuente no tiene que levantar la vista… Y el ladrón nato ni se avergüenza, ni se cansa.
Hay gente que no están o que no pueden pagar su cuota porque le ha entrado una crisis momentánea, pero con esa gente la idea comunista nos obliga a ser solidario, a ayudarlo, a protegerlo; no debemos olvidar que la bondad es una virtud que hasta el Diablo posee.
Los ladrones natos son otra cosa, estos son incapaces de reconocer que su enfermedad le impide vivir en forma comunitaria y que tienen que concebir su residencia como la re mala: solos, en casa de una familia. Quisqueya está creciendo en torres, en estructura comunistas y a la vista no hay nada que indique un cambio, sino un crecimiento en ese sentido.
Todo parece indicar que estamos obligados a proceder como lo hacían las antiguas comunidades: cuando un desgraciado se infiltraba lo expulsaban para siempre, sin derecho al regreso. Y aunque usted no lo crea, está haciendo lo correcto, porque se le hace mucho daño a un ladrón nato cuando usted respalda su proceder y queriendo ser bueno, lo protege.