Ben Affleck lleva casado cuatro años con Jennifer Garner, con quien tiene dos hijas, Violet y Seraphine, de tres años y seis meses, respectivamente. Pero el nombre de este galán de la pantalla, ganador de un Oscar con El indomable Will Hunting, parece unido por siempre al de la diva hispana Jennifer López, con quien casi se casa. Una pareja continuamente presente en los periódicos y que fue bautizada por la prensa rosa como Bennifer.
"Es un camino que nunca debí tomar", reflexiona ahora el intérprete sobre aquella fallida relación que estuvo a punto de acabar también con su carrera.
"Me sentí asfixiado, miserable y sucio", añade con el corazón abierto sobre un idilio que comenzó en el rodaje de Gigli, en 2002, y acabó en enero de 2004, tras apenas dos años en los que se prometieron y estuvieron al borde de una boda de alto copete que se pospuso pocos días antes de su celebración, y todo ello bajo la mirada atenta de la prensa más voraz. "No tenía el control de mi vida.
Pensé que quería ciertas cosas, pero no era cierto. Estaba perdido", añade el actor como mea culpa en una de sus últimas entrevistas.
Antes de conocer a López, Affleck ya disfrutaba de la fama, con ese Oscar que le catapultó al estrellato junto a su amigo de la infancia y coguionista Matt Damon, y de romances con otras estrellas igual de conocidas, como Gwyneth Paltrow. Pero con López todo se salió de madre.
Fue un incesante torbellino de lujos, excesos, disputas y detalles íntimos de su idilio. Un cambio radical en la vida del actor que también se dejó notar y mucho en su carrera profesional. Si Affleck comenzó como estrella del cine independiente y se vio lanzado a la fama como un héroe de acción en cintas de elevado presupuesto como Pearl Harbor o Armageddon, junto a López interpretó los dos mayores fracasos de su carrera, Gigli y Jersey Girl, filmes que junto con la sobredosis Bennifer acabaron por hundir una carrera prometedora mientras su amigo Damon se convertía en la estrella ejemplar.
"Puedo decir por experiencia que fue malo para mí y para mi carrera", remata ahora de esa parte de su vida un actor que ya ve esos momentos superados. Si su corazón y su vida personal es un ejemplo de felicidad como esposo y como padre, en lo profesional su trabajo dio un nuevo vuelco con papeles como el de actor fracasado que interpretó en Hollywoodland y su debú como director en Adiós, pequeña, adiós.
Pero pese a las alabanzas recibidas en estos últimos años, Affleck tiene las cosas claras y asegura que el "trabajo ha tomado un segundo plano" en su vida. "Sé que suena a cliché, pero tener una familia me ha cambiado la vida".