En su indetenible e indiscutible afán por llevar nuevamente al Partido Revolucionario Dominicano al poder, Miguel Vargas Maldonado ha venido conquistando diferentes sectores de la sociedad dominicana, con el objetivo de sumarlos a lo que ha definido como el nuevo PRD del Siglo XXI, algo que sin lugar a dudas ha ido logrando de manera paulatina desde que pasaron las elecciones de 2008.
Desde luego, de ese proceso emprendido por Vargas Maldonado, no podía bajo ninguna circunstancia quedar marginado un líder del raigambre perredista como el licenciado Hatuey De Camps, quien nunca debió ser separado de las filas del partido blanco, ni tampoco debió abandonar su espacio ganado con tantas luchas y sacrificios en esa organización política.
El tiempo ha demostrado que ni De Camps, ni el PRD han sido lo mismo desde que se produjo la separación de ambos en el año 2004, la simbiosis que existía entre uno y otro, y que les dio bastantes resultados, no les funcionó de manera individual, por cuanto los últimos torneos electorales no les han favorecido a ninguno de los dos.
Parece que tanto Miguel como De Camps, han reconocido esa realidad y entendido que ha llegado el momento de la reconciliación para unir las fuerzas necesarias, para vencer en las elecciones de 2010 y 2012, a un PLD que ha demostrado saber usar los recursos del Estado para aplastar a sus adversarios políticos en cada contienda electoral.
Los contactos entre Hatuey De Camps y Miguel Vargas Maldonado no son nuevos y nos atreveríamos a asegurar que si en las elecciones del 2008, se hubiera producido una segunda vuelta electoral, ambos habrían participado en un mismo frente contra el presidente Leonel Fernández, quien decidió buscar la repostulación presidencial en la presidencia de la República.
Sencillamente, eso que hemos señalado nos indica que el regreso de De Camps al PRD ha estado fundamentado en las mismas razones que tuvo para marcharse de esa organización política, su posición de rechazo a la reelección presidencial, que ha mantenido durante toda su carrera política de tantos años.
El retorno de De Camps a la casa que lo vio nacer y desarrollarse como un líder político, y por la cual en muchas circunstancias estuvo al perder su vida, no sólo simpatizaría a la inmensa mayoría de perredeístas, que les gustaría verlo como antes, echando y liderando los grandes pleitos a favor de ese partido, sino a sus seguidores quienes también han añorado abrazar y defender los símbolos por los cuales lucharon durante tanto tiempo en el pasado.
Sin embargo, Miguel Vargas Maldonado, que no solamente ha sido capaz de reconquistar a su compadre dos veces y llevárselo nuevamente al PRD, sino de atraer a nuevas figuras que han vuelto a soñar en la política, dado el despertar que él le ha impregnado al partido blanco y que ha obligado al partido de gobierno a buscar una alianza temprana con el Partido Reformista Social Cristiano, de cara a las elecciones Congresuales y Municipales.
Con Hatuey De Camps de vuelta en las filas del PRD y un Miguel Vargas Maldonado decidido a vencer al PLD en los venideros comicios. indiscutiblemente que se inicia una nueva era de estrategia y táctica política en el principal partido de oposición. que lo colocaría en la órbita de contener la racha de triunfos que ha tenido el partido morado.
Por lo tanto, aunque todo lo que Vargas Maldonado ha venido haciendo para fortalecer la posición política del PRD le ha dado excelentes resultados, eso no debe ser motivo para marginar a otros sectores a lo interno del partido blanco, que necesariamente deberían ser tomados en cuenta para empujar la carreta del triunfo hasta el Palacio Nacional.
Lo mismo deben entender los que a lo interno del Partido Revolucionario Dominicano, adversan a Vargas Maldonado, a quien lejos de obstaculizar en el desarrollo de sus tareas políticas, deberían respaldar sin reservas porque es la única opción que se vislumbra con todas las posibilidades de llevar a esa organización política al solio presidencial.