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Observatorio de Jaime David en los Haitises

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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El doctor Jaime David Fernández Mirabal, secretario de Medio Ambiente, instaló un observatorio para cuidar por la preservación de los Haitises.

Subido en una casucha techada de cana, Fernández Mirabal puso en marcha su novedoso programa. No sabemos si desde ese lugar, el otrora hombre fuerte del Quisqueya Verde observó cuando los tractores destruían los mogotes o pequeñas montañas esponjas naturales donde se acumula el agua que nutren los acuíferos de los ríos, para nivelar el terreno donde se construirá la cementera de la muerte.

No sabemos si Jaime pudo ver el agua que brotaba de la caliza de los mogotes.

No sabemos si Jaime, en uno de esos vuelos en helicóptero, acompañado del exsecretario de Medio Ambiente de Colombia, Juan Mayr Maldonado, pudo explicarle el alcance de esta destrucción o asesinato de la naturaleza que se cometía.

No sabemos si Jaime y Juan, uno ministro y otro ex ministro de Medio Ambiente, observaron el campamento donde la juventud dominicana, los campesinos, representantes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, ecologistas, personalidades y dirigentes políticos como Ramón Alburquerque, Juan Hubieres y otros dicen si a los Haitises, y no a la cementera.

No sabemos si en uno de esos almuerzos, desayunos y cenas exquisitas en restaurantes de primera, Jaime le hizo saber al ex ministro Juan, que durante su gestión en Colombia persiguió a los indígenas y que autorizó la instalación de un muelle carbonífero en Santa Marta, por encima de las leyes de su país y permitió el asesinato de los que resistían la embestida contra el ecosistema en esa nación, que la ley de Medio Ambiente de la República Dominicana número 64-00, en el artículo 86, prohíbe ubicar industrias o fábricas en las zonas de influencia de fuentes de abasto de agua a la población.

Si Jaime no se lo comentó, para que el señor Mayr Maldonado pueda realizar una investigación real, cumpliendo así el mandato de Naciones Unidas, transcribimos el articulo 86, que dice: “Se prohíbe ubicar todo tipo de instalaciones en la zonas de influencia de fuentes de abasto de agua a la población y a las industrias, cuyos residuales, aún tratados, presenten riesgos potenciales de contaminación de orden físico, químico, orgánico, término, radioactivo o de cualquier otra naturaleza, o presenten riesgos potenciales de contaminación”.

No sabemos si Naciones Unidas tiene el record de Mayr Maldonado, un asesino en serie de la naturaleza en Colombia.
No sabemos si Jaime y Juan recuerdan que Naciones Unidas, la UNESCO declaró a los Haitises Patrimonio Natural de la Humanidad.

No sabemos si Jaime ilustró a Juan de que en los Haitises habitan especies marinas y aves en peligro de desaparecer.
No sabemos si Jaime y Juan siguieron por la televisión, leyeron en algún periódico o les comentaron que una diversidad de jóvenes, hombres y mujeres se concentraron en la plaza España, en la zona colonial, junto a más de veinte agrupaciones musicales, exhibiendo camisetas que dicen: “No te calle, defiende los Haitises”.

No sabemos si Juan, ese mismo Juan ex ministro de Medio Ambiente de Colombia, sabe que en el país existen especialistas calificados que científicamente advierten que la cementera funcionará en la franja acuífera que sufrirá graves daños, afectando los causes de los ríos que suplen de agua a los acueductos y las comunidades de la región Este.

No sabemos si Juan sabe que nosotros sabemos que su veredicto será que “la cementera puede funcionar en ese lugar porque no afecta a los Haitises”.

No sabemos si Juan sabe que aquí no hay indios, porque los españoles los exterminaron y respetaron la naturaleza incluyendo los Haitises.

No sabemos si Juan puede decirle al país qué hizo en Colombia y por qué cometió esa barbaridad en Santa Marta.
Son las cosas que Juan debe saber y nosotros tenemos derecho de defender los Haitises, sus mogotes, los acuíferos y la madre naturaleza.

Tanto Juan, la cementera y Jaime David deberían irse bien lejos, quizás a la zona selvática de Colombia, a ver si una pantera, una escuadra de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, o un célula de los paramilitares se hacen cargos de ellos, y así dejan en paz a los Haitises, la comunidad de Gonzalo, los campesinos, la juventud y el pueblo.

¿Por qué no se van ya?

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