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Guido y su momento político

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Conocí a Guido Gómez Mazara, él no se acuerda de eso, por los principios de los años 90 en la ciudad de Nueva York, en el local del PRD en Manhattan. Firme en sus argumentos, polemista, mantenía un discurso contra los que él señalaba de conducta no santa en el ejercicio del poder perredeísta.

Lo demás ya es historia. Por sus convicciones sobre el ejercicio político, por su temperamento se ha ganado muchos enemigos y también admiradores.

La carrera política de Guido, como toda carrera política, está sometida al inexorable ciclo biológico análogo al animal Esta el ciclo del nacimiento, crecimiento, adolescencia, madurez, reproducción, senectud y muerte.

A Guido se le presentó la gran oportunidad para pasar al ciclo de la madurez.

Y en un momento histórico y trascendental de la vida política nacional y del PRD. Es mi opinión personal, él no ha interpretado el modelo político y de mando que llega al PRD, el de unidad y concertación adentro y afuera, el de oposición firme y constructiva, el de respeto a las reglas, el de respeto a la mayoría y comprensión a las minorías.

Las legitimas ambiciones de Guido, porque es un hombre inteligente, capaz, que no se conforma con el cargo que ocupa, porque es sólo una etapa y no una meta final en su carrera, debe procurarla “adaptándose al medio, a la circunstancia”, “saber moverse”, como meta para ganar voluntades, para llegar a los retorcidos senderos de los liderazgos partidarios.

Hay que terminar de una vez y para siempre el “me quedo con la dirección o la candidatura por las buenas o por la fuerza”.

Ya no basta tener la mayoría de edad en el PRD, aunque eso cuente, ni tampoco nacer a la política por vocación familiar tradicional, o haber partido de un empleo en la administración pública o haber subido a fuerza de sacrificio a los más altos escalones de mandos. Todo eso cuenta, pero más que todo eso se necesita tener el favor de las mayorías, tener proyectos, ideas, habilidad al tratara las gentes… poseer magnetismo personal, etc.

O sea, que hay que conquistar a la base y a los hombres que dirigen al partido.

Ahora, no es el partido que promueve al líder, al hombre, sino el líder, el hombre que promueve al partido. En esa dirección anda Miguel Vargas. Es un esquema nuevo de -hacer política, que arrastra simpatías y voluntades.

Los tiempos cambian, y el que no se sube a la ola de los nuevos tiempos, termina arrastrada por ella.

En el tramo de ahora del PRD, de Miguel Vargas y su equipo, no puede dejarse inclinar, ni en lo más mínimo por el corazón, sino por la cabeza. Una simple vacilación podría congelar todas las posibilidades de su proyecto político a lo interno y externo del partido blanco.

Guido mostró demasiado a done quería ir… Le faltó más diplomacia política. El saber decir “no”, “si” y Quizás” queriendo decir otra cosa.

En fin Guido, te faltó adoptar un aire de modestia y de recato, aunque te estuviera comiendo por dentro de soberbia, y las ganas de enviar al diablo a todos.

¡Ah! en este PRD hay que aprender, con sangre y lágrimas, que hay que hacer matrimonio “político” de conveniencia como instrumento de ascensión política.

Sólo la modestia genera confianza, y “sólo la confianza hace que uno pueda aprovecharse de ella para poder seguir subiendo más y más”.

“Un hombre que va demasiado de prisa no es de fiar…”

El autor es periodista
Frontera25_@hotmail.com

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