Tácticas y estrategias…

La mañana que siguió a la conmemoración del 146 aniversario de la Restauración de la República, amaneció con frases diversas, tales como estas: “ni vencedores, ni vencidos”; “el PLD no bota, sino rota” y “cambios no, movimientos y rotaciones sí”.

De todos modos, las expectativas siguen en torno a las acciones futuras del empresario Celso Marranzini, designado como vicepresidente ejecutivo de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), en lugar de Radhamés Segura (nombrado ahora asesor del Poder Ejecutivo para estos asuntos energéticos).

Sobre el tapete de las discusiones o análisis está la táctica que empleará Marranzini en el intento por sacar al país de la crisis energética; un verdadero reto para quien siempre defendió la privatización de las empresas generadoras y comercializadoras de energía, ahora al frente de la institución que lidera la participación estatal en el negocio eléctrico. Los resultados en esta misión, nada fácil, pondrán, quizás, un punto final o casi final a las angustias de tan demorado problema.

Otros nuevos titulares fueron nombrados, cambiados de sitios directivos; así como ascensos, designaciones y movimientos internos que podrán conocerse más adelante.

Otro elemento que trascendió este 16 de agosto, fue la afirmación del vicepresidente Rafael Alburquerque, al representar a Leonel Fernández en las actividades con motivo del 146 aniversario de la Restauración, acerca del crecimiento de 1.4 por ciento de la economía en el país durante el semestre enero-junio de 2009, lo cual parece irreal y lejano para muchos hogares dominicanos.

Según el vicepresidente de la República, esta es una demostración de que el Gobierno ha sido exitoso en el primer año de gestión. Pero, las expresiones de monseñor Francisco José Arnaiz, durante la homilía, trajeron a la realidad la inviabilidad que transita el Gobierno, ante los males que afectan al país en términos de corrupción, pobreza, narcotráfico y tantas deficiencias de los servicios públicos que hacen la vida verdaderamente difícil.

Aunque Alburquerque consideró las palabras de Arnaiz como un “mensaje de aliento, apoyo para todos los dominicanos, que tienen que seguir trabajando para erradicar los males que le aquejan”, el mensaje fue más que directo para quienes manejan los asuntos internos de la nación y el saldo alcanzado en este nuevo período de su gobierno.

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