Mejor recordar que las alertas nunca están de más, que los “malos tiempos” no vienen solos y aunque ya había una especie de esperanza en que los ciclones y otras perturbaciones dejaran en paz a las islas del Caribe, el primer huracán de la temporada, llamado Bill, amenaza…
Y no es sólo Bill, Ana mantiene en alerta amarilla a doce provincias del país.
Es que todo es malo cuando de eventos atmosféricos se habla; pero, lo peor sucede cuando las lluvias incesantes se convierten en verdaderas inundaciones y se corren riesgos que ya han cobrado vidas humanas en otros momentos.
En esta ocasión, el Centro de Operaciones de Emergencia (COE), ha orientado acerca de las depresiones que amenazan al territorio nacional y ha aconsejado adoptar medidas en esas provincias que se hallan en estado de alerta.
Según ha informado, el COE posee más de 35.000 personas disponibles para actuar en caso de que se produzca una emergencia de gran intensidad. Incluso, se preparan ya los albergues para posibles evacuaciones; pero, lo más importantes es comenzar por casa y no esperar al último momento cuando se vive cerca ríos, arroyos y cañadas.
Bill y Ana son nombres que no pueden quedar en la memoria ciclónica de la República Dominicana como otro David o George…La máxima alerta es impostergable e imprescindible.