Los organismos internacionales valoran el grado de empoderamiento de la población dominicana. Lo analizan, lo evalúan y con ello notan diferencias sustánciales entre regiones del país: donde la población se empoderó, se vive mejor.
El primer ensayo significativo, de profundas transformaciones de actitudes y de intervenciones exitosas fue el programa de participación comunitaria de Plan Decenal de Educación (1993-1997) donde sistemáticamente, sin interferir el partidismo, y sin exclusión alguna, las asociaciones de padres y madres amigos de la escuela (APMAE), se involucraron en los asuntos educativos.
Desde el mantenimiento escolar, las pruebas nacionales, las reparaciones de escuelas, todos los ensayos resultaron exitosos. Se iba por buen camino. El dogmatismo y la miopía política, tanto del PLD, como del PRD, discontinuaron ese esfuerzo y ensayo discontinuado de ciudadanización de la familia dominicana.
Otro ensayo, pero este transformado en éxito, fue la implementación del presupuesto participativo en la gestión municipal, desde Villa González hacia más de cien municipios. En ellos, la población se integró a la discusión, selección, planificación de obras comunitarias. Ese empoderamiento de la población sobre asuntos municipales la dotó de significativos instrumentos de poder, entre uno de ellos, el de poder reelegir a quien, de manera inteligente, entendió que compartir la toma de decisiones y la rendición de cuentas, aliviaba la gestión e incluso garantizaba la reelección.
No hay una calle, un hospital, un bacheo, una cancha, un camino vecinal, una escuela del Cibao, desde Dajabón a Esperanza, pasando por Santiago y Licey al Medio, sin olvidar Canca la Reina, que no se deba a la conciencia de líderes comunitarios, públicamente identificados, que encabezaron esas luchas y permitieron el empoderamiento cívico.
En la víspera de un nuevo proceso electoral, el nuevo eslabón del empoderamiento de la población será el de votar por los líderes de sus organizaciones comunitarias para seguir profundizando esas conquistas sociales e incursionar en nuevos espacios de la gestión municipal. A esos líderes transformados en autoridades, de implementar los cabildos abiertos, involucrar las organizaciones comunitarias en comisiones de trabajo, multiplicar las políticas sociales e informar permanentemente a la población sobre la gestión. Así, se crece, así se transforma la realidad, desde abajo, hacia arriba.