Hay un sinnúmero de razones para solidarizarse con Belkis Genao. La primera, es la humana, la de saber de alguien que ha sufrido una gran pérdida, sin haber visto, hasta ahora, al victimario o asesino de sus hija juzgado y castigado por la magnitud del horrendo crimen cometido.
Otras muchas razones se suman a esta: la de ser una colega, madre, mujer, ser humano, abuela, compañera, amiga…
La historia se remonta a aquel amanecer, cuando su mesa de trabajo como periodista de la Revista Sucesos amaneció sin ella, que nunca llegaba tarde, ni se ausentaba. Muy pronto se supo que la joven Mayi había sido asesinada por su ex novio, que dejaba atrás una niña huérfana y la colega que llevaba las estadísticas de los feminicidios en la República Dominicana tuvo que anotar la triste cifra de una mujer más ultimada: su propia hija.
Hace aproximadamente nueve años de este hecho. Desde entonces, Belkis Genao ha batallado incansablemente porque se haga justicia y sea llevado a prisión el autor de este crimen, uno más en la larga y luctuosa lista engrosada por los casos de violencia intrafamiliar en el país.
Finalmente, tuvo lugar el juicio en que dictaron sentencia de 15 años al feminicida.
Una colega escribe: “Nadie ignora que ha sido la perseverancia de Belkis la que ha llevado a la justicia a adoptar una decisión aproximadamente justa. Ella está satisfecha aunque muy cansada. Y claro, ahora vendrán las apelaciones. Pero es de esperarse que se ratifique el veredicto”.
La violencia intrafamiliar invade como pandemia muchos hogares dominicanos. Periodistas y comunicadores la denuncian como grave delito -en tanto y en cuanto constituye una¨ conducta antijurídica que debe ser prevenida y sancionada-, un problema social, un atentado contra el derecho a la vida, la dignidad, la integración física y psíquica de las mujeres y una cuestión concerniente a la defensa de los derechos humanos.
Aunque se trabaja aquí por garantizar la persecución legal de los agresores, y la atención integral multidisciplinaria a las víctimas, y se observa, además, un aumento en las denuncias de maltratos, los castigos a los “feminicidios íntimos” no están a la altura del mal ocasionado, o no parece amedrentar a los ejecutores de tan viles actos.
Belkys Genao alza oscura la mirada mientras abraza a la nieta que crece sin su madre y con sus sacrificios. Otras, como ella, lloran la ausencia del ser querido, y esperan que se haga justicia.