La comunidad de Margara Abajo, al norte del municipio de Haina, está a punto de quedar incomunicada por el estado de deterioro de sus calles, por las cuales ni siquiera pueden circular motores.
Esta barriada tampoco recibe servicio de agua potable y, además, lleva varias semanas sin energía eléctrica, por falta de un trasformador.
Los residentes de esa apartada comunidad, perteneciente al Distrito Municipal del Carril, también están siendo víctima de una ola de robos y atracos, situación que atribuyen a la falta de vigilancia policial.
El deterioro de la calle principal de Margara Abajo es tal, que las personas con vehículos deben dejarlos en las afueras, porque no pueden llegar hasta sus casas.
La situación ha originado que varios choferes de guagua del transporte público, residentes en esta localidad, hayan sido atracados por delincuentes que asechan en horas de la mañana para cometer sus fechorías.
Las lluvias han convertido la calle principal del lugar en una enorme zanja, la que se dificulta transitar hasta a pie. A esa vía, única pavimentada en años, los aguaceros le arrastraron por completo el relleno, convirtiéndola en un callejón rodeado de hierbas y basura.
Ninguna de las calles de Margara Abajo tiene relleno asfaltico, aceras ni contenes, donde las aguas se estancan y forman lodazales en medio del camino.
El agua que consumen es un líquido salobre, que según ellos, no es bueno ni para lavar. Y es que se suplen de un pozo tubular construido con aportes de los vecinos, ante la ausencia de un acueducto en la zona.
En los más de 20 años que tiene el sector Margara Abajo, todavía carece de instalaciones eléctricas. Sin embargo, las familias pudientes del lugar se auxiliaron de más de un kilómetro de cables para traer la energía hasta sus residencias.
Los menos pudientes tomaron la iniciativa de un radio maratón cada noche por la emisora “Tentación”, para hacerse de un transformador. La falta de energía eléctrica también impide el normal desenvolvimiento por las noches de las actividades docentes en el liceo de la zona.
La deserción escolar en el sector es alta, motivada principalmente por las pocas horas de clase, producto de los apagones; y por el riesgo que implica recorrer más de dos kilómetros en medio de la oscuridad.
Los comunitarios, coordinados por las señoras Celeste Ciprián y Cristina Martínez, pidieron a las autoridades municipales de Haina ir en su auxilio, porque ya no aguantan más vivir en esas condiciones, las cuales califican de infrahumanas.