En el año 1944, antes de ir a la biblioteca municipal, de 8 a 9 de la noche en el Ateneo, pasábamos páginas y guardábamos en las neuronas las enseñanzas de los sabios filósofos griegos y romanos. De soslayo leíamos huellas del pasado en unos periódicos viejos que conservaban como reliquias, una revista que traían de Cuba, el libro “Tesoro de la Juventud” con su capitulo: “El porqué de las cosas”.
Una de esas noches estoy leyendo, mientras río en silencio, el cuento de Alí-Babá y los 40 ladrones. Julio Méndez Puello, inseparable compañero de estudios, se acerca en voz baja para no molestar a los lectores. “¿Que lees?”. “Fíjate, este ladrón Alí-Babá, pronuncia: ¨Ábrete Sésamo¨, y como por arte de magia la bóveda se abre, se llevan dinero, prendas preciosas, oro en barras, diamantes y corren a su cueva a embriagarse”.
Los ricos comercieantes acuerdan agarrar a Alí-Babá. Cuando lo sorprenden le preguntan: “¿Por qué nos robas?”. Ali les contesta: “Ustedes todo lo que tienen se los roban a los pobres. Yo le reparto el dinero y las prendas, les regalo a las amigas. Toda esta riqueza es de la explotación de ustedes con mis amigos”.
Los ricos soltaron a Ali y acordaron ganar sin abusar, crearon una asociación benéfica que construía escuelas con bibliotecas en los barrios de los más necesitados. Se sentían felices.
Los 17 senadores del nepotismo, con la avaricia insaciable, le quitan educación, salud y seguridad a la gran mayoría de los dominicanos. A los pobres de Ali.
Este es un vergonzoso escándalo más, ausencia absoluta de moral, dignidad, hombría de bien y la inaceptable violación a la institucionalidad. ¿Hasta cuándo?
Por la televisión, uno de esos llamados senadores dijo sin sonrojo: “Eso no es malo”. ¡Qué desvergüenza, insolencia!
Estos que defraudan a los que lo eligieron, que lean en el diccionario de política de R-Garzaro. NEPOTISMO: Tendencia por parte de quienes ocupan cargos públicos a favorecer a sus parientes o allegados, colocándoles en empleos públicos, o concediéndoles favores especiales, sin tomar en consideración la capacidad o merecimiento de los beneficios. Es el vicio que se observa en algunos regímenes cuando un mismo apellido está presente en muchos cargos públicos.
La Constitución de la República Dominicana es clara y precisa en el artículo 102. Será sancionado con las penas que la ley determine todo aquel que para su provecho personal substraiga fondos públicos o prevaleciéndose de sus posiciones dentro de los organismos del Estado, sus dependencias o instituciones autónomas obtenga provecho económico. Serán igualmente sancionadas las personas que hayan proporcionado ventajas a sus asociados, familiares, allegados, amigos o relacionados. Nadie podrá ser personalmente responsable por el hecho de otro ni en estos casos ni en cualquier otro.
De soslayo, miren la ley 41-08.
Los senadores tienen la Constitución y leyes dominicanas como un pedazo de papel, como esos desechables. ¡Qué pobres son!
Les pregunto: ¿eliminaron en la Constitución que discuten el artículo 102, o lo han dejado para continuar en el curul haciendo lo que les viene en gana y recordarnos que ustedes son como funesto, analfabeto, personaje de la tiranía del presidente Ulises Heureaux, el llamado Macabon que prohibió escupir redondo y se ufanaba diciendo: “Aquí en Samaná yo soy ley, batuta y Constitución”.
Están destruyendo la patria con su sepelio de la institucionalidad; los hechos están ahi; por ahora esa es vuestra condena. Sé, no les importa, no pertenecen a esta tierra de hombres buenos. Son extraterrestres de una Satrapía donde dan vigencia al sabio Platón: “Yo os declaro que la justicia no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte”. Y aquí la llamaron Prostituta. Triste verdad a un decir no lejano.
Los 17 senadores duermen tranquilos, saben que nada le pasará, siguen el carnaval de enriquecimiento al compás del barrilito y nóminas especiales que suman RD$17.3 Millones mensuales. Abuso del poder de sátrapas.
Dominicanos: ¡el bandido Alí -Babá es un niño de biberón, se ofendería si lo comparan con los intocables del desacato!.
Sigamos firmes en fe, veamos los otros senadores que merecen no confundirlos.
No olvidemos a Duarte: “Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio, hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la patria”.
17 Senadores, la más grande derrota que puede sufrir un ser humano-DERROTA MORAL- es no creer en la eficacia del bien.
Olvidaba: Alí-Babá se convirtió en maestro constructor de las escuelas. Los 40 ladrones en carpinteros albañiles y jardineros.