Praga.- Nada más llegar a Praga, Benedicto XVI se postró hoy ante la famosa imagen del Niño Jesús de Praga, a la que donó una corona y tras lo cual defendió a la institución familiar y denunció la violencia y explotación que padecen cientos de miles de niños en el mundo por parte de gentes sin escrúpulos.
"En el Niño Jesús de Praga contemplamos la belleza de la infancia y la predilección de Jesús hacia los más pequeños. Sin embargo, ¡cuántos niños no son queridos, ni aceptados ni respetado. Cuántos son víctimas de la violencia y de todas las formas de explotación por parte de gentes sin escrúpulos", manifestó el Papa.
El obispo de Roma exigió para los niños "el respeto debido, ya que los niños son el futuro y la esperanza de la humanidad".
Dirigiéndose a un grupo de muchachos, presentes en la iglesia de Santa María de la Victoria, que acoge a la famosa imagen, el anciano Pontífice pidió a los pequeños que sean "obedientes, afectuosos, caritativos" y les exhortó a rezar por ellos, sus padres, profesores, incluso por el Papa.
Benedicto XVI señaló que allí pensaba en las familias, con sus alegrías y dificultades e invocó el don de la unidad y de la concordia para todas ellas, especialmente para aquellas que tienen que hacer tantos esfuerzos para dar a los hijos seguridad y un futuro digno.
"Recemos por las familias con dificultades, marcadas por la enfermedad y el dolor, por aquellas que están en crisis, separadas o laceradas por la discordia y la infidelidad. Todos sabemos lo importante que es la estabilidad de las familias para el verdadero progreso de la sociedad y de la humanidad", aseguró.
La imagen del Niño Jesús de Praga está muy vinculada a España y considerada milagrosa por fieles de medio mundo, especialmente españoles, latinoamericanos y filipinos.
El Niño Jesús se venera en la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, cercana al Castillo, el corazón de Praga, donde se levanta la catedral de San Vito.
La estatua está colocada en el altar mayor de un lateral de la iglesia, en un nicho ricamente decorado, repleto de flores. Mide 47 centímetros y es de cera, aunque, según los expertos, su interior puede ser de madera.
La figura llegó a Praga procedente de un convento de Córdoba, en el sur de España, a finales del siglo XVI. Según algunos historiadores, fue regalada por Santa Teresa de Jesús a la noble española Isabel Manrique de Lara, que la dio después como regaló de bodas a su hija María, dama de corte de la emperatriz María de Austria, hermana de Felipe II.
María Manrique de Lara se casó en 1555 con Vratislav de Pernestán, caballero del emperador Maximiliano II. La boda puso de moda, según los historiadores, en las tierras del reino de Bohemia el gusto por la cultura y las tradiciones españolas.
La noble española trajo consigo a Praga para su devoción particular al Niño Jesús, que regaló más tarde, siguiendo la tradición, a su hija Polixena.
A la muerte de su segundo marido, el noble checo Zdenek Vojtech de Lobkovic, Polixena entregó la estatuilla a los Carmelitas del monasterio anejo a la iglesia de Santa María de la Victoria.
Durante la guerra de los 30 Años, la estatua fue profanada por soldados protestantes, que le rompieron una mano y la arrojaron entre escombros detrás de un altar.
En 1637 fue localizada por un carmelita y cuenta la tradición que la imagen le pidió que le colocara de nuevos las manos y le dijo: "cuanto más me honréis, más os bendeciré".
Considerado muy milagroso, el culto al Niño Jesús está extendido por todo el mundo, especialmente en América Latina, Filipinas, la India y España.
El Niño Jesús es de las pocas imágenes de este tipo que están vestidas. Dispone de un centenar de vestidos ricamente bordados, que le son colocados, turnándose, cada quince días.
Según dijo recientemente Petr Sleich, prior del Carmelo de Praga, el escritor Antoine de Saint-Exupery se inspiró en el Niño Jesús de Praga, del que era muy devoto, para escribir su famoso libro "El Principito".