Santiago tiene el privilegio de poseer una clase empresarial consciente de su rol en la vida económica, social y política. Con un propósito cardinal común, que lo asumen de manera responsable y seria en la búsqueda de una solución micro a la municipalidad, para luego identificar soluciones generales.
El Plan Estratégico de Santiago se concibe como un proyecto de municipio y de la ciudad, que abarca a los próximos diez años, no sólo limitándose a lo económico, sino también a lo que tiene que ver con la responsabilidad social y gobernabilidad municipal.
El presidente del Consejo de Desarrollo Estratégico, Carlos Alfredo Fondear, ha revelado que ahora el proyecto entra en una segunda fase que priorizará las necesidades de Santiago, donde se conciben las obras más importantes, así como el ordenamiento de la ciudad.
Claro, el Plan no sólo incumbe a la parte empresarial, sino a todos los sectores de Santiago.
El presidente del Consejo sugiere, exige, proclama que Santiago requiere que el Gobierno Central entienda las necesidades básicas y devuelva a esta ciudad un poco más de los aportes que hacen al fisco en obras públicas e infraestructuras. Dentro de esas necesidades menciona la terminación de la avenida Circunvalación Norte, que es la solución vial; el Parque Central, que sería el pulmón para los próximos años, y la solución al problema del río Yaque del Norte, entre otras propuestas importantes.
Es verdad que el Gobierno Central debe atender las necesidades básicas de Santiago y que así devuelva un poco más y que la redistribución de lo que aportan al fisco sea mejor que las recibidas hasta ahora. Todo eso es verdad y debe ser apoyado por todos los sectores de esta próspera ciudad.
Pero, ¿qué exigencia le hacen al Gobierno Municipal?, ¿es acaso posible ordenar el municipio, priorizar su desarrollo sin contar con un cabildo disciplinado, ordenado y transparente en el manejo de los recursos que recibe?
De nada vale un aporte económico del cabildo si no asume transparencia, disciplina, apego a la ley, manejo pulcro de los cuantiosos recursos del Ayuntamiento, y ante todo un proyecto serio de realizar las obras necesarias para Santiago y sus gentes.
Tenemos un cabildo que hay que “adecuarlo a los nuevos tiempos, a los nuevos cambios y a un nuevo Santiago”.
¿Cómo realizar el sueño de ciudad con un Gobierno Municipal, manejado, entrampado en el nepotismo y la corrupción, donde la complicidad y el silencio es una expresión de los sectores de mandos de Santiago?
Un Ayuntamiento donde las decisiones, obras, y manejos de los miles de millones de la institución no se transparentizan, no se da informe verdadero al Consejo de Regidores, se violentan las normas y las leyes, y nada pasa.
Siendo así, ¿cómo esperar que el síndico, Sr. José Enrique Sued, concentre esfuerzo para que todo Santiago ande sobre la misma ruta y con el mismo ritmo del Plan Estratégico de Santiago?
El deseo, el sueño de los Santiagueros es una ciudad limpia, segura y con buena gobernabilidad.
El proyecto concebido en el Plan Estratégico de Santiago no se podrá realizar con un Gobierno Municipal, un Ayuntamiento que no prioriza las obras que necesita la ciudad, que los ciudadanos desconocen cuál es la prioridad de gastos del cabildo y si se corresponde a la necesidad del municipio. Donde no hay un informe de qué cantidad está recibiendo y cómo lo está gastando. Donde no se le rinde informe al Consejo de Regidores.
Los sectores empresariales de Santiago deben exigir, deben impulsar, con la autoridad moral que le acreditan sus aportes, su entrega y actitud patriótica, que se extirpe la plaga de la politiquería en el Ayuntamiento local, que sólo ha contribuido a que síndicos y regidores hayan saqueado los dineros que debieron ser destinados a ser invertidos en obras prioritarias y servicios para los munícipes.
Hay que salvar a Santiago del deterioro, del caos de uso de suelo, del tránsito, de la basura, de la insalubridad, de la delincuencia, el narcotráfico y la inseguridad a que la han llevado la ineficiencia del Gobierno Municipal y Central.
Todos los ciudadanos, todos los sectores de Santiago, las juntas de vecinos, las iglesias, las amas de casas, los comunicadores, la sociedad civil en general, debemos aliarnos al sector empresarial en este Plan Estratégico, pero todos juntos debemos exigir transparencia, orden, respeto a la ley, manejo pulcro de los dineros del cabildo, porque ese Plan no se podrá realizar sin el concurso del Ayuntamiento como rector y guía del municipio.
Desde aquí nuestro reconocimiento al sector empresarial de Santiago, desde siempre ha adoptado una patriótica conducta, siempre coherente, avalado por hechos incontrovertibles, buscando afanosamente la participación de todos, para que tengamos un Santiago mejor.
Pero, ante lo que acontece en el Gobierno Municipal, yo prefiero ampararme en el valioso e irrenunciable derecho a disentir, y postular: “Disiento, luego existo”. Porque Santiago es Santiago.
El autor es periodista.
Frontera25_@hotmail.com