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Un dueño del CDP llamado Emilín

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Durante la ceremonia de juramentación de la directiva del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), en el salón La Mancha del Hotel Lina, el periodista y abogado doctor Emilio Herasme Peña (Emilìn) arremetió contra las corrientes periodísticas que existen en la organización.

Según este expresidente del CDP se debe detener la “cualquerizaciòn” de la entidad que representan los ochos movimientos que participaron en las pasadas elecciones.

Como todo un patrón que traza líneas, Emilín llamó a limitar esta actividad porque alegadamente auspician la indisciplina.

El látigo de Emilín castigó a uno y a otros.

Inició su andanada de epítetos, calificaciones y acusaciones contra un director de un periódico que se opuso a la colegiación y al juez presidente de la Suprema Corte de Justicia que aceptó la incriminación de un grupo de propietarios de medios. Aunque no tuvo el valor de nombrarlos, estas personas tienen identidades.

Todo parece indicar que Emilín aún después de muerto siente temor de mencionar a Germán Emilio Ornes, y qué decir del doctor Néstor Contín Aybar.

El discurso de Emilín deslució la ceremonia, dejando en el ambiente la repulsa porque los presentes esperaban que asumiera la posición de un presidente de una comisión electoral que juramenta directivos y agradece la colaboración de los que hicieron posible la celebración de las elecciones.

Es un absurdo plantear que las corrientes en el CDP y en otras organizaciones profesionales representen la “cualquierización”. Es todo lo contrario, son expresiones de ideas y participación democrática sin que se ponga en juego la disciplina.

Los resultados de las elecciones demuestran que los movimientos periodísticos fueron y son necesarios, que posibilitan la renovación de los directivos.

El presidente del CDP, Aurelio Henríquez, fue el candidato victorioso del Movimiento Marcelino Vega, y no es un cualquiera.

La perorata de Emilín debió hacerla en otro escenario, como en una asamblea, no en un acto de esa naturaleza.

Por suerte, huno un mensaje conciliador, unitario, de lucha, compromiso y deseo de avanzar para alcanzar objetivos esenciales en beneficio de los periodistas, las periodistas: el ejercicio profesional de Aurelio llevó la concordia.

Tanto las palabras de Emilín y la introducción de la juramentación del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP), en un acto del CDP, fueron los elementos extraños que motorizaron murmullos y comentarios condenatorios de los presentes.

Por el crecimiento de las voces que protestaban, Rodolfo Espinal, el maestro de ceremonia llamó a guardar silencio.

El CDP tiene un dueño llamado Emilín y ese dueño quiere imponer un grupo que castre las ideas.

Esta pretensión tiene que ser rechazada en el CDP, que no es de Emilín, el Movimiento Marcelino Vega o cualquier dictadorcillo que aparezca.

Tenemos que defender el CDP de los seudos revolucionarios de ayer, historiadores y tiranos de hoy.

Emilín que se vaya para otra parte con ese discurso totalitario.

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