No es raro y mucho menos carente de importancia que unos trescientos expertos se hayan reunido en la sede de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en Roma, a fin de discutir los problemas de la alimentación mundial, como antecedente de la Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria que se desarrollará en noviembre próximo en dicha capital italiana.
El problema es que se habla de “cómo alimentar al mundo año 2050”, cuando en este 2009, que casi concluye, se sabe que la crisis económica internacional ha impactado fuerte en la región, según los resultados del cuarto trimestre de 2008 y el primero de 2009, cuando las tasas de crecimiento fueron cercanas a cero o incluso negativas.
En estas mismas páginas se habla de los elevados niveles de deuda pública y bajas reservas internacionales que posee la mayoría de los países del Caribe.
El director general de la FAO, Jacques Diouf, encabeza a este grupo de especialistas que se preguntan "Cómo alimentar al mundo en 2050" y cuáles métodos podrían emplear para que la agricultura sea más productiva ante una población mundial en aumento (en 2050 se espera que haya 9.100 personas en el planeta) y ante los retos medioambientales del futuro.
La FAOanunció en días pasados “un aumento de recursos destinados al crédito agrícola para apoyar el sector y a los pequeños productores, principales afectados en Latinoamérica por la caída en los precios de los alimentos”.
Para el brasileño José Graziano da Silva, representante regional de la FAO para América Latina y el Caribe, la disponibilidad de crédito es un factor fundamental en la planificación de la próxima siembra y tiene un rol igualmente importante en la época de cosecha.
Los países pobres siguen apostando a la tierra para enfrentar la actual crisis económica e instrumentan planes que puedan detener el hambre que ya abate a millones de seres en este mundo.
Lamentablemente, los precios de los alimentos siguen en niveles altos.
El caso es que más allá de Cumbres, reuniones previas y compromisos por cumplir, el mundo se debate entre el alto precio de los alimentos, recesiones, cambios climáticos e incremento del número de hambrientos, que hoy son más de 1.000 millones.
¿Y habrá que esperar a 2050 para solucionar todo esto?