No se trata de una simple promoción o un llamado temporal: hoy se celebra el Día Mundial del Lavado de Manos. Y si tenemos en cuenta que entre las tres primeras causas de muerte en niñas y niños menores de cinco años están, precisamente, las enfermedades diarreicas agudas, con más razón consideramos la higiene como imprescindible, vital e insustituible.
La iniciativa se debe a las Naciones Unidas, cuyos estudios e investigaciones reflejan que cada año mueren en el mundo unos 3.5 millones de menores como consecuencia de enfermedades que pudieron prevenirse. Es el caso de las hepatitis B, salmonelosis, neumonía, influenza AHINI, diarreas, fiebres y otras tantas dolencias que son transmitidas por las bacterias acumuladas en las manos y que con un buen lavado hubieran impedido el contagio.
Nuestras manos son instrumentos merecedores de toda la atención del mundo. Con ellas palpamos, escribimos, cocinamos, trabajamos en múltiples esferas de la sociedad, acariciamos y son esas manos las que sujetan a nuestros hijos y les muestran el camino por donde deben andar.
Debe ser un hábito, una costumbre cotidiana. Las buenas prácticas se copian y reproducen desde el hogar, la escuela. Es importante, pues, recordar que aunque este 15 de octubre celebremos el Día Mundial del Lavado de Manos por iniciativa de las Naciones Unidas, será la continuidad de la fecha lo que mantenga saludable a la familia, sobre todo a los menores del hogar, más vulnerables y sensibles a determinados microbios, que en estos tiempos se multiplican buscando nuevas víctimas.
No cuesta mucho, lavemos bien nuestras manos y conservemos lo más importante de la vida: la salud.