Ya las avenidas, calles, caminos y carreteras están plagadas de letreros, cuadros, retratos y propagandas que dictan o llaman a votar por este u otro representante de la sociedad dominicana.
En los medios de comunicación, radiales y televisivos, sobre todo, se escuchan voces que prometen un futuro mejor a quienes voten por ellos o ellas. Y, precisamente, hay en ese lenguaje un contenido humano que de materializarse, constituiría una verdadera promesa para el futuro del país.
Un interesante artículo de la autoría de uno de los columnistas de DominicanosHoy.com, Fernando Peña, trae el tema a reflexión cuando asegura en una cita textual que: “La tarea del político es lenta y paciente, se realiza cada día y a través de los años, requiere esfuerzo, obstinación, perseverancia; además, necesita la capacidad de transigir, negociar, consensuar, saber replegarse, establecer alianzas”.
El artículo de Peña está a tono con estos tiempos de elecciones generales congresuales y municipales y, cuando se refiere a la necesidad en Santiago de un “Gobierno municipal que transfiera a la ciudadanía el sentido del respeto a la legalidad, a las normas, a la ética, a la moral, pero que sea ejemplo fehaciente de esos principios”, estos términos atañen a la República Dominicana en su totalidad.
“Tiempos nuevos, acciones nuevas”, dictan viejos refranes y dominicanas y dominicanos requieren de un respiro y una gobernabilidad que abrigue sus amaneceres sin noticias de sobornos, contratas del “barrilito”; con síndicos, regidores, diputados y senadores que hablen en las voces de esas mayorías a las cuales están incitando a votar.
Que haya una retroalimentación lógica, comprensiva y responsable y no se queden en meras promesas esas palabras humanas y sentidas de “yo te escucharé cuando lo necesites, yo entiendo cada uno de tus problemas, yo trabajaré por resolverlos, los tuyos y de tu familia, porque me duelen como propios. ¡Vota por mí!”.
Ojalá y se cumplan algunos de estos sueños y entre tantos y tantos ofrecimientos, algunos se hagan realidad. Quizás, cuando esto ocurra, la población dominicana ganará en confianza y resaltará el término democracia por su verdadero contenido.