Este 25 de octubre se realiza la marcha “Caminantes por la vida”, tradición que se lleva a cabo desde hace algunos años e incluye a todos y todas en un proyecto de apoyo, solidaridad humana y esperanzas.
Son estos de los hechos o acciones que adornan la existencia y hacen crecer el alma, visiblemente, a tono con la estatura colosal del amor, que a veces se desvirtúa entre tantos ires y venires de una sociedad enfrentada a disímiles problemas propios y mundiales.
Pero, podría este y muchos otros días multiplicarse para las familias dominicanas. Porque las enfermedades no tienen predilección clasista y abaten al mundo entero, principalmente el cáncer.
Caminar juntos, con un objetivo común, significa que se unen fuerzas y, por supuesto, se multiplica la fe, esa que cuando se padece la enfermedad casi se desvanece entre sufrimientos y expectativas.
Bajo el lema de “Caminantes por la Vida”, miles de hombres, mujeres, niñas y niños, una vez más llevan a cabo esa marcha en la República Dominicana, que una lectora califica de “obra maravillosa”.
La experiencia es común: puede ser la desesperada situación de un familiar cercano, o alguien conocido, o no. Pero si algo prevalece como tabla de salvación en momentos como esos, es el apoyo que apuntala al tiempo y enfrenta como gladiador la temible enfermedad.
Unidos en ese alto objetivo de “Caminantes por la vida”, cada paso se interpreta como esa vieja frase de “no estamos solos en este difícil camino”, miles de seres humanos están a su lado, hasta el final.