De muchas maneras se manifiesta la anorexia, el desgano y las protestas por lo que no agrada a la mayoría. En múltiples escenarios, hombres y mujeres han dibujado sus cuerpos en expresión de rotunda reprobación ante la nueva Constitución de la república, que será proclamada el 10 de diciembre y en el criterio de la mayoría debilita sus derechos y conquistas cívicas.
Una de las múltiples formas acusadoras que llevó a cabo la población dominicana, fue a través del arte, en este caso como reclamo porque “las playas se mantengan libres, accesibles y lo más natural posible”.
De ahí el Concierto Por Las Playas precedido de la marcha con el mismo título. Los cuerpos marcaron el sugerente emblema, como pancartas humanas y expresaron: “esa no es mi Constitución”, a partir de los resultados de tantas revisiones que para nada han satisfecho las expectativas de la nación dominicana.
Así conmemoró la República Dominicana, este 6 de noviembre, el aniversario 165 de su Carta Magna, con sitios donde fue decretado Día de Luto, porque una buena parte de la sociedad entiende que se necesita luchar por “reivindicaciones sociales que incluyen un costo más barato de la energía eléctrica, mejores servicios de salud, mejores calles y carreteras, playas libres y el cese de la corrupción y la intransparencia “.
Fueron seis largos meses de debates y al final, la pregunta no es qué Constitución tenemos ahora, sino cuánto de las luchas sociales y democráticas se reflejan ahora en sus páginas y hasta qué punto se sienten protegidos dominicanas y dominicanos por su Carta Magna.
Las protestas tienen un lenguaje que no es nada incomprensible.