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No dejar que el abismo se instale

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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En su interesante artículo: “Pandemia solidaria”, Koldo Aldai cita a la psicoterapeuta norteamericana, Virginia Satir, cuando decía que “necesitamos cuatro abrazos al día para sobrevivir, ocho para mantenernos sanos y doce para crecer”.

Aldai denomina civilización del miedo a esta que “sólo le faltaba desaconsejarnos el abrazo imprescindible”. Y para el autor ya es un poco tarde, porque, según escribe, “cuando vino la prescripción, nosotros ya estábamos pegados los unos a los otros. Ya es difícil separarnos”.

Coincidimos con el autor en la negativa rotunda de que “el miedo siga escribiendo la historia humana”. En la sociedad dominicana andamos un tanto temerosos los unos de los otros. Llegamos a una esquina andando y tememos que aquel se acerca vaya a agredirnos, o quien viene en una moto nos arranque la cartera del brazo.

Cuando algún policía detiene el auto en el cual viajamos por una autopista, nos ponemos en guardia y pensamos en un atraco, en alguien que va a dañar y no a cuidar.

Y lo peor es que esto está sucediendo en una de las naciones más hospitalarias y nobles del mundo.

No, no puede ocurrir que se preserve un triste futuro “si la otra piel nos resulta extraña, si los cuerpos se temen y rechazan, si el abismo se instala”.

Algo hay que hacer, urgente, imprescindible. Hay que lograr otra vez la confianza y la credibilidad en quienes desde el uniforme anuncian resguardo y protección.

Concluyamos estas líneas con las palabras de Koldo Aldai sobre ese abrazo, que raramente resulta perjudicial. “Máxime en estas situaciones críticas, da vida, no la priva. Permaneceremos pegados, abrazados, ahí nos atraviese el “bichito” de lado a lado”.

Salvémonos, aún estamos a tiempo.

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