Las relaciones Dominico-Haitianas han llegado a un deterioro tal, que hoy más que nunca ameritan de la más cuidadosa atención, tanto de la población dominicana como de las autoridades del país, por la gran cantidad de acontecimientos que se han venido desencadenando en los últimos años en los que se han visto envueltos ciudadanos de ambos países.
Llama poderosamente la atención, de quienes desde las gradas observamos con preocupación, el curso que llevan estos acontecimientos, en los que se entremezclan la violencia y la delincuencia ejercida por los nacionales de las dos naciones.
Los hechos cometidos por haitianos contra dominicanos y viceversa, en diferentes puntos de la geografía nacional, no pueden ser más dramáticos y patéticos, por lo que no ameritan de señalamientos ni mucho menos de mas comentarios que los que ha hecho la población en cada momento en que se producen.
Sin embargo, lo más preocupante de todo es que mientras se producen esos lamentables acontecimientos, las autoridades de los dos países, no hacen nada o hacen muy poca cosa para procurar un acercamiento que garantice la búsqueda de una formula que ponga fin o por lo menos disminuya las desavenencias entre los habitantes de la misma Isla.
Es obvio apreciar que mientras no exista el interés de las autoridades de los dos países en buscar la forma de restablecer la Comisión Binacional, que permita la apertura del dialogo para discutir ese y otros temas de propósitos comunes, los enfrentamientos entre haitianos y dominicanos continuaran tanto aquí como allá.
Esto nos indica, que quienes tienen ahora la responsabilidad de dar el paso hacia la búsqueda de la solución de los problemas que enfrentan a los nacionales de los dos países, son las autoridades de ambos Estados, las cuales han mostrado muy poca preocupación en ponerle un freno a esa situación y definir una verdadera y concluyente política migratoria entre los Estados de la misma Isla.
Mientras las reglas del juego no se pongan claras entre los dos países y se acabe de una vez y por todas de aprobar el reglamento de la inaplicada ley de Migración de la Republica Dominicana, no tendremos sosiego y cada día el territorio nacional, no solamente se estará llenando de inmigrantes indeseables e ilegales de Haití, sino de otros países Europeos, Centro Americanos, Suramericanos y Cubanos, que luego de delinquir en otros Estados acostumbran a esconderse bajo el manto de nuestra patria.
Desde luego, la nueva ley de Migración y el Reglamento que estudia y que en su momento, ojala que sea mas pronto que tarde sea aprobado, la Secretaría de Interior y Policía, debe contemplar expresamente la regulación del ingreso y el transito, no solamente de los nacionales Haitianos, sino de todos esos delincuentes que vienen a esconderse al país.
Eso es importante, porque mientras los nacionales haitianos, se matan por un pedazo de plátano o de hueso desgastado, esos grandes delincuentes de Cuba, Centro y Suramérica y Europa, no solamente vienen a esconderse sino a pervertir la nación haciendo cuantas tropelías inimaginables se pueden acometer.
Por eso, es tiempo de no solamente cuidarnos de Haití, aunque está dentro de nuestras prioridades, sino también de los delincuentes que entran y transitan por todo el territorio nacional paseándose como si nada les ocurriera dejando a su paso una gran estela de muertes, delincuencia y corrupción en la sociedad dominicana.