No se equivocan quienes afirman que la desigualdad económica y social multiplica el padecimiento del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), en la región y otros países pobres del mundo.
Según estudios de la Cruz Roja Internacional, en América Latina y el Caribe, la discriminación y la homofobia son caldos de cultivo para la propagación de la pandemia.
Cada vez es mayor la brecha entre quienes tienen acceso a servicios de salud y educación y los que no lo tienen, tal y como puntualiza el documento. Pero, esto no es noticia, como no lo es, tristemente hablando, el hecho de que cada cuatro niños y niñas con SIDA carecen de un tratamiento en América Latina.
En la República Dominicana se cuentan unas 80 mil personas (poco mas del 1% de la población), que padecen del SIDA. El presidente del Consejo Presidencial del Sida (COPRESIDA), Gustavo Rojas, informó acerca de programas de prevención que el vicepresidente de la República, Rafael Alburquerque, deja instaurados en el país en estos días de finales de año.
A dos décadas del descubrimiento del virus, los recursos que combaten la pandemia siguen siendo insuficientes, así como las políticas y mecanismos esgrimidos. Más de 33 millones de personas en el mundo son sus víctimas, mayormente en África subsahariana, tal y como apuntan las estadísticas; pero, también en la América nuestra, donde cerca de dos millones de personas viven con VIH o SIDA.
Se asegura que la región a menudo es dejada a un lado cuando se trata de ofrecer una respuesta global contra el VIH/ SIDA. Ya no son tiempos de ceremonias y redoblar los esfuerzos y compromisos políticos y económicos, están entre las tareas impostergables del año que casi llega.
En la nación dominicana, la responsabilidad de las autoridades gubernamentales y educativas es irremplazable para ejecutar, tanto los programas de prevención del SIDA, como cada dictamen que ayude, desde las escuelas mismas, hasta cada comunidad, bateyes y zonas rurales donde más se expande el VIH.