Cuando vimos en la televisión al doctor Alejandro Uribe, a quien no he tenido el honor de estrechar su mano, explicando la deuda de RD$7 millones que la Secretaría de Interior y Policía tiene con los psiquiatras, detuve el pensar, no concebía lo sucedido, más la negativa de 11 solicitudes de cita con el señor incumbente de dicha Secretaría. Me parecía no estar en esta tierra dominicana ¡solemne falta de respecto a sí mismo y a los psiquiatras!
¿Qué sucede con el ser humano cuando ejerce altas funciones públicas? Algunos no han desarrollado la inteligencia y no pueden saber lo que es digno del hombre y menos como aprender a vivir como debe el hombre. No está apto para escuchar las voces morales de la vida civilizada y su comportamiento es bastante parecido al de los animales superiores.
Cuando hay carencia de mente iluminada se está en la oscuridad irracional, por eso se es inclinado al desacato. Las tinieblas no coinciden con la luz de moral social y la administración pública.
Las malas acciones son consecuencia de un alma perdida en el abuso del poder, necesita la moral que es vida de entrega, ejercicio de respecto a la dignidad de los demás, amor del hombre por el hombre.
Debemos cuidar nuestras debilidades, a veces aflora una falta de conocimiento de la esencia de la vida, si nos analizamos evitamos momentos desagradables, injusticias, etc.
Felicitamos a los psiquiatras, han demostrado la quietud en medio de los percances para escuchar la voz de la moral de las cosas. La paciencia es signo de una buena educación, es una razón recta.
Nuestra responsabilidad de escribir a cerca de los males sociales creados por el hombre tiene cono intención que se ejerza la justicia social. Si los que actúan mal se dieran cuenta que esto rebota sobre ellos mismos, tal vez aprendieran que con lo mal hecho no se triunfa, sino que es una auto derrota.
La gente sana, ese buen dominicano, ya tiene muy rebosada, la copa de los atropellos, y no se detiene, lo vemos en la televisión reclamando el respecto que merece una conducta noble.
Está claro, todo pensamiento humano, toda acción humana, se basa o bien en el amor, o bien en no aceptar el abuso, no existe ninguna otra motivación humana.
Duarte vive. Dejemos de actuar como extraños en esta tierra húmeda de sangre trinitaria. Urge adecuar la Visión Duartiana, de lo contrario seguiremos de mal a peor. Cambiar este vivir atropellante, necesitamos una cirugía radical, con la fuerza de la ley. Alcanzar un estado de conciencia sin manchas, sin esos abusos aberrantes.
Soy conciente, estoy pensando en una revolución de crecimiento espiritual, nosotros mismos mejorarnos. Es el mejor y único camino de bienestar para todos.
El reclamo justo del doctor Uribe es una vergüenza para la dominicanidad. No merecen el mal trato las labores de amor y ciencia de los psiquiatras y exigen el respeto debido. La injusticia es inaceptable en el alma de los que juraron y son médicos de cuerpo y alma.
No viví el honor de estar cerca del ilustre profesor que todos los días entregaba su pensamiento y corazón clamando con vehemencia a los cuatro vientos: Dominicanos al poder para servir al pueblo.