Lo que ha estado aconteciendo en el Partido Revolucionario Dominicano, con la renuncia de notables figuras como las de Rafael Calderón y Vicente Sánchez Baret de las filas de esa organización política, nos indica que la política ha dejado de ser una ciencia para servir al Estado y se ha convertido en un negocio particular destinada a generar riquezas para algunos de los que participan en ella.
Es preocupante el derrotero que lleva el accionar político en la Republica Dominicana, no solo en el PRD, sino en la casi totalidad de los partidos políticos del país, donde sus dirigentes han decidido anteponer sus intereses particulares, por encima de los de la patria y de las organizaciones políticas en las que militan, por lo que es frecuente ver como cambian de colores partidarias, como si se trataran de camaleones del partidarismo político nacional.
Las excusas que han puesto Calderón y Sánchez Baret para abandonar al Partido Revolucionario Dominicano y las que otros han alegado para cruzarse desde el Partido Reformista Social Cristiano al PLD, no han convencido a la población dominicana y lo que se interpreta generalmente es que lo han hecho por intereses particulares, porque como han sido favorecidos permanentes del sistema son incapaces de reconocer que en los partidos, como en las sociedades, se producen procesos de cambios que son irreversibles y que el que no se prepara para ellos se queda atrás.
Sencillamente, eso ha sido lo que ha pasado con Rafael Calderón y Vicente Sánchez Baret, que al encontrarse en la cúspide del partidarismo perredeísta y haber perdido la base de sustentación que los mantenía tanto a ellos como al sector político al que pertenecían, dirigiendo la cabeza del principal partido político de oposición del país, no pudieron o no quisieron asimilar el paso que mayoritariamente han dado las bases del PRD, al colocar a Miguel Vargas Maldonado como su líder y guía fundamental para los nuevos tiempos.
La errática creencia de pretender vender a la opinión pública nacional de que ellos, por los años y las posiciones que ocuparon en el PRD y los gobiernos que ha tenido esa organización política, de estar por encima de Miguel Vargas Maldonado y haber acumulado mayor prestigio interno, fueron de las cosas que definitivamente empujaron a Rafael Calderón y a Vicente Sánchez Baret a renunciar del partido que les permitió acumular gran parte de las riquezas que ostentan hoy día.
Con los casos que hemos presenciado de Calderón y Sánchez Baret, hemos aprendido que la ingratitud se ha impuesto a la razón y a la cordura, porque no es cierto que nadie que haya acumulado tanto prestigio político y personal, luego de haber militado en un partido político que le haya permitido crecer y llegar a tan altas posiciones, iba a perderlo todo de la noche a la mañana, sólo porque le negaran la oportunidad de ser candidato a una posición congresional.
El hecho fundamental de estas renuncias estriba en que tanto Calderón, como Sánchez Baret, se resisten a reconocer el liderazgo casi absoluto que ha alcanzado Miguel Vargas Maldonado en el PRD y a someterse a los nuevos métodos de disciplina impuestos en las filas de esa organización política, situación a la que no estaban acostumbrados esos viejos zorros del perredeísmo marrullero.
Otra de las hipótesis que se podría barajar en torno a las inexplicables renuncias de Rafael Calderón y Vicente Sánchez Baret podría ser la posibilidad de que el sector al que ellos pertenecían en lo interno del partido blanco, esté preparando su estrategia para terminar en la creación de una nueva organización política, debido a las desventajas orgánicas en que se encuentra lo interno del Partido Revolucionario Dominicano, frente a la corriente de Vargas Maldonado.
De todos modos, lo que se vislumbra en el PRD es que las renuncias podrían seguir por parte de dirigentes que no se han acostumbrado a los cambios que se han venido produciendo en lo interno de esa organización política, por lo que nos encontramos frente a un nuevo proceso de desgarrapatización del partido blanco, como en principio planteó su fundador, el profesor Juan Bosch, en la década del 70, cuando lo abandonó para fundar al PLD. Lo cierto fue que en ese momento esa meta no se cumplió, pero que ahora todo parece indicar que el PRD, por fin será saneado de ese mal.
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