Ante un escenario matizado por enfermedades infectocontagiosas, falta de suministros en los centros asistenciales, altos costos en el servicio de salud y escasez de material médico-quirúrgico y medicamentos, culmina el sector salud el año 2010.
Entres las enfermedades más férreas del período que concluye se encuentran la trasmitida por el mosquito trasmisor del dengue, la cual según datos oficiales cobró alrededor de unas 50 vidas y afectó unas 9,273, personas: 394 más con relación a las últimas estadísticas.
La leptospirosis dejó serias secuelas, con una 42 víctimas y 1,183, casos probables, así como 135 confirmados. Otras que se convirtieron en grandes epidemias fueron la fiebre tifoidea, la malaria o paludismo, las gastrointestinales, diarreicas y las respiratorias.
Otra enfermedad que impactó de manera negativa fue el cólera, que hasta la fecha ha dejado más de 2,000 víctimas mortales y unas 91,000 infectados en la vecina nación de Haití.
Hasta el momento, en el país el Ministerio de Salud Pública ha reportado unas 32 víctimas, ninguna de ellas mortales. Para evitar la expansión de la enfermedad, las autoridades correspondientes realizaron fuertes campañas de prevención y reforzaron la vigilancia en las principales provincias fronterizas, aunque el virus continúa en ascenso.
Otro elemento que hizo difícil el año 2010, en los servicios de salud, fue el déficit de material gastable, mobiliario, medicamentos y tecnología en los centros asistenciales, como es el caso del hospital Materno Infantil San Lorenzo de los Mina, donde la falta de espacio obliga al personal médico a acostar hasta tres parturientas por cama.
Esta situación podría mejorar significativamente, si las autoridades correspondientes culminaran los trabajos de construcción de un anexo, el cual llevaban 14 años en edificación y más de uno paralizado.
Igual situación padecen los pacientes de insuficiencia renal que acuden a los centros Padre Billini y Luis Eduardo Aybar (Morgan), para someterse a sus tratamientos de diálisis. En estos lugares la carestía de máquinas, enfermeras, técnicos y espacios en las Unidades de Hemodiálisis contribuyen a empeorar su estado de salud.
Estos son sólo algunos ejemplos de decenas de hospitales que se encuentran en similares circunstancias. De igual manera, los altos costos de las medicinas, que oscilan entre un 20 y 60%, hicieron de este año uno de los más difíciles en materia de salud.
Lo más preocupante es que para 2011, las perspectivas no son alentadoras. El Gobierno sólo destinó del Presupuesto de Ingresos y Ley de Gastos Públicos RD$ 390 mil 475 millones de pesos, unos 11 mil 478 millones más que el de este año, que fue de 378 mil 997 millones.
El doctor Senén Caba, presidente del Colegio Médico Dominicano (CMD) , calificó el año 2010, como “abrumador” en el sistema de salud y advirtió que los indicadores perfilan el próximo año de igual manera: catastrófico, porque la inversión del presupuesto no supero el 1.3% del Producto Interno Bruto.
Caba advirtió que los hospitales públicos continúan siendo instituciones carenciadas y resaltó el alto número de estos cerrados por procesos de remodelaciones que nunca terminan.
Indicó que el Gobierno tiene un alto interés en privatizar el sistema y ponerlo a merced de las ARS, impulsando un modelo de red pública que únicamente servirá a los pocos dominicanos que poseen un seguro médico:
“De acuerdo a este presupuesto, el próximo año será igual o peor, la población debe de asumir el tema del sistema de salud y a obligar al Gobierno a mejorar la inversión, o de lo contrario el sistema continuará empeorando” afirmó Caba.
Dijo que para mejorar en parte los servicios médicos hay que cambiar la visión y el modelo e invertir más en atención primaria, lo que incluye la construcción de infraestructuras de primer nivel.
Calificó de serio el Programa de Medicamentos Esenciales PROMESE/CAL, y aplaudió el trabajo que se está haciendo desde esa instancia. Exhortó a que continúen construyendo más boticas populares en toda la geografía nacional.
En cuanto al Seguro Nacional de Salud (SeNaSa), el presidente del CMD lo definió como un mínimo esfuerzo. Recordó que aún existen seis millones y medio de personas excluidas del sistema. “El trabajo SANASA está muy lejos de cumplir las expectativas que tenía la seguridad social”.
Con estos resultados, cabe pensar que en todo el año no existió una política de mantenimiento preventivo y correctivo, tanto epidemiológico como de infraestructura y equipos médicos; ni tampoco un sistema eficiente que garantizara la disponibilidad de medicamentos.
Resulta imprescindible evitar que se sigan perdiendo los recursos para la salud. El Estado debería asignar suficientes fondos en la ejecución de programas de control de calidad y realizar presupuestos que puedan, de una forma u otra, cubrir con las cuotas monetarias que al sistema de salud y a los centros médicos les urgen.