Rickey Henderson fue una fácil elección al Salón de la Fama de Cooperstown el año pasado. En esta ocasión, los principales candidatos a lograr la inmortalidad son Roberto Alomar, Barry Larkin, Edgar Martínez y Fred McGriff. Ellos son los candidatos más notables de un grupo de 15 posibles nuevos miembros de Cooperstown este año, conjuntamente con Bert Blyleven, Andre Dawson y Mark McGwire, los cuales ya han sido tomados en cuenta con anterioridad en las votaciones.
A continuación, analizaremos las posibilidades reales de los principales candidatos de este año: Roberto Alomar, Barry Larkin, Edgar Martínez y Fred McGriff.
Roberto Alomar.
Alomar viene de una distinguida familia de jugadores de béisbol. Su padre, Sandy, fue un infielder para seis equipos de Liga Mayor de 1964 a 1978, hizo el equipo Todos Estrellas con los Angelinos de California en 1970 y fungió como coach de 4 equipos de Liga Grande. Su hermano, Sandy Jr, fue un receptor seis veces Todos Estrellas, jugando para 7 equipos de 1988 a 2007, no obstante, el Alomar con más oportunidades reales de ser Salón de la Fama es Roberto.
El dirigente de los Medias Blancas de Chicago, Ozzie Guillén, dice que no tiene dudas con respecto a la elección de Roberto Alomar al Salón de la Fama de Cooperstown.
¨Con todo el respeto que me merecen Roberto Clemente, Tony Pérez, Rod Carew y otros grandes jugadores latinos, él (Roberto Alomar) es el mejor jugador latinoamericano que ha jugado en Grandes Ligas, no tengo dudas al respecto,¨dijo Guillén, nativo de Venezuela.
Jack McKeon, quien tuvo que ver en la firma de Alomar y fue su primer mánager en las Grandes Ligas con los Padres de San Diego, acota lo siguiente: ¨No tengo la más mínima duda de que Roberto Alomar será un Salón de la Fama,¨dice McKeon, quien apreció temprano el gran talento de Alomar. ¨Con apenas 16 años de edad, este muchacho fue capaz de dar el salto a Clase A. Cuando firmamos este muchacho, nunca olvidaré cuando nuestro director de fincas (Liga Menor) dijo: ¨Lo llevaremos a la Liga de Novatos¨, y le respondí, ¨Qué estás diciendo?¨, déjame decirte algo. A los 16 años, él (Alomar) es mucho mejor jugador que cualquiera de esos que tienen 25 años ahí jugando.¨ y lo enviamos a la Liga del Atlántico Sur (Clase A).
¨Roberto Alomar tenía los mejores instintos que he visto en mi carrera como mánager. Fue un jugador muy fino y con una gran educación y formación familiar.¨
Alomar jugó durante 17 temporadas, con un promedio vitalicio de .300, 210 cuadrangulares y 474 bases robadas (40 en la lista de todos los tiempos). Como bateador ambidextro, finalizó con 2,724 hits y lideró la Liga Americana con 138 anotadas en 1999.
Fue un Todos Estrellas durante 12 campañas consecutivas, y fue igualmente admirado por su excelente defensa. Ganó 10 Guantes de Oro.
Ningún jugador segunda base ha ganado más Guantes de Oro que él. El miembro del Salón de la Fama Ryne Sandberg ganó nueve en la Liga Nacional. El también Salón de la Fama Bill Mazeroski y el otrora jugador de los Reales de Kansas City Frank White ganaron 8 cada uno.
Durante seis diferentes temporadas, Alomar jugó en más de 100 juegos en la segunda base y cometió seis errores o menos.
El fue parte primordial en las dos Series Mundiales ganadas por los Azulejos de Toronto en 1992 y 1993 y contribuyó con un histórico cuadrangular contra Dennis Eckersley en la Serie de Campeonato de la Liga Americana en 1992.
La brillante carrera de Roberto Alomar dio un giro inesperado en septiembre de 1996 con los Orioles de Baltimore. El escupió al umpire John Hirschbeck durante una discusión por un tercer strike y fue suspendido por cinco juegos.
Alomar y Hirschbeck eventualmente hicieron las paces. Alomar donó US$50,000 para una labor benéfica a favor de una entidad que ayuda a los enfermos del Mal de Gehrig, del cual están aquejados dos hijos de Hirschbeck. Tanto Alomar como Hirschbeck se dieron las manos en la caja de bateo previo a un partido en abril del próximo año posterior al incidente.
Hay una fuerte tendencia a que dicho incidente sea tomado en cuenta por los escritores que votan en el Salón de la Fama y que eventualmente influya de manera negativa en sus posibilidades de ser electo.
¨Compárelo con otros grandes intermedistas miembros del Salón de la Fama,¨dice el inmortal Tony Pérez. ¨Creo que será electo en la primera ocasión.¨
Barry Larkin.
La primera aparición de Barry Larkin en las papeletas para la elección del Salón de la Fama da lugar a una interesante pregunta de los votantes: Cambiaría la percepción con respecto a otro paracorto que jugó toda su carrera con una misma franquicia?
Alan Trammell, el paracorto de los Tigres de Detroit que se retiró después de la temporada de 1996, nunca ha logrado superar más del 18.2 % del total de votos por parte de la Asociación de Escritores de Béisbol de América, y tuvo una carrera muy similar a la de Barry Larkin.
Trammell fue un gran paracorto defensivo que conectó 2,365 hits y 185 cuadrangulares durante 20 temporadas con los Tigres. El bateó para un astronómico promedio de .450 en la Serie Mundial de 1984 contra los Padres de San Diego.
Larkin, nacido y criado en Cincinnati, jugó todas sus 19 temporadas (1986 a 2004) con los Rojos de Cincinnati y los ayudó a ganar la Serie Mundial en 1990.
Finalizó con 2,340 hits y 198 jonrones, ganó el MVP de la Liga Nacional en 1995 y estuvo ranqueado entre los primeros 10 en bateo y anotadas en la Liga Nacional en cuatro ocasiones. Su promedio al bate de por vida fue de .295. En la Serie Mundial de 1990 contra los Atléticos de Oakland, bateó para .353 y anotó tres carreras.
Los números ofensivos de Trammell y Larkin son increíblemente similares. Trammel ganó un Guante de Oro más que Larkin. Ambos ganaron una Serie Mundial. Los números ofensivos de Trammell en la postemporada son mejores que los de Larkin.
Larkin fue una mezcla de poder, rapidez, excelente defensa, un premio MVP, 12 Juegos de Estrellas, nueve Guantes de Oro y tuvo un gran liderazgo.
Felipe Alou, antiguo dirigente de los Expos de Montreal dice no tener ninguna duda de que Larkin será un miembro del Salón de la Fama y añade que los votantes no tendrán ninguna objeción para elegirlo.
¨Barry Larkin lo hacía todo. Fue un líder. Jugó buena defensa. Corría muy bien las bases, daba el hit a la hora oportuna e imprimió una gran energía en su equipo. Todo eso lo hace un auténtico Salón de la Fama.¨
Edgar Martínez
Durante varios años, los lanzadores relevistas fueron tratados como ciudadanos de ¨segunda clase¨cuando de hablar del Salón de la Fama se trataba. Antes del 2004, Hoyt Wilhelm y Rollie Fingers eran los únicos relevistas miembros del Salón de la Fama.
Entonces vinieron Dennis Eckersley (2004), Bruce Sutter (2006) y Goose Gossage (2008). De hecho, ningún lanzador abridor ha sido votado al Salón de la Fama desde Nolan Ryan en 1999.
El cambio en la forma de jugar el béisbol ha hecho que los votantes reconsideren sus respectivas posiciones con respecto a la evaluación a los relevistas, particularmente de los cerradores, los cuales han ganado mucha reputación e importancia en el juego de hoy día.
Una situación similar podría pasar con los bateadores designados, una posición inexistente hasta que se adoptó la regla del bateador designado en la Liga Americana en 1973.
En algunos casos, la posición del bateador designado ha alargado la carrera de grandes jugadores. Entre los miembros del Salón de la Fama, Paul Molitor jugó la mayor parte de su carrera como bateador designado, participó en un total de 1,174 de sus 2,683 juegos en dicho rol.
Reggie Jackson (630), Eddie Murray (573), Jim Rice (530) y George Brett (506) también participaron en más de 500 juegos como bateadores designados. Hank Aaron conectó 22 de sus 755 cuadrangulares como bateador designado. Frank Robinson conectó 522 de sus 586 jonrones antes de fungir como bateador designado en 321 juegos.
Pero ninguno de los miembros del Salón de la Fama anteriormente citados fueron originalmente bateadores designados, como es el caso de Edgar Martínez, quien bateó de por vida para un promedio de .312 y un porcentaje de embasarse de .418 (22 en la historia). Estas son dos razones por las cuales Martínez es considerado uno de los mejores bateadores de su tiempo.
Martínez es uno de 8 jugadores con 300 jonrones, 500 dobles, promedio de por encima de los .300, un OBP por encima de .400 y un porcentaje de slugging por encima de .500. Los otros son Babe Ruth, Lou Gehrig, Ted Williams, Rogers Hornsby, Stan Musial, Manny Ramírez y Todd Helton, cinco de los cuales son miembros del Salón de la Fama y los restantes dos están aún activos.
Martínez empezó su carrera a los 18 años como tercera base y estuvo peleando por el título de bateo antes de lesionarse en la temporada de 1993. Limitada su participación como jugador defensivo, se convirtió en un bateador designado a tiempo completo y se constituyó en el primer bateador designado en ganar un título de bateo, cuando conectó para un astronómico .356 en 1995.
Un siete veces Todos Estrellas y cinco veces ganador del Bate de Plata, Martínez fue mucho mejor en postemporadas, con 8 jonrones en 34 juegos de playoffs. Tuvo una grandiosa Serie Divisional en 1995 contra los Yankees de Nueva York cuando bateó para .571, con 2 cuadrangulares, incluyendo un grand slam en el triunfo de su equipo en el Juego 4 de la serie, entonces añadió un doblete empujador decisivo en la victoria de su equipo en el Juego 5, llevando a los Marineros de Seattle a su primera serie de campeonato en la Liga Americana.
Las Grandes Ligas han honrado con su nombre el premio al mejor bateador designado de cada año en la Liga Americana. Tomarán todo esto en cuenta los escritores a la hora de sopesar su elección al Salón de la Fama de Cooperstown?
Fred McGriff.
McGriff jugó en la era de los esteroides, pero él dice que estuvo limpio. Ciertamente su físico nunca cambió. El nunca estuvo implicado en escándalos de drogas anabólicas. Su frecuencia jonronera nunca experimentó un incremento tan vertiginoso como el que experimentaron los otros grandes sluggers de su era.
McGriff es uno de 18 jugadores en batear 30 o más cuadrangulares en 10 temporadas. De los restantes 17, nueve están en el Salón de la Fama y siete aún no son elegibles para la elección.
Uno de ellos es Mark McGwire, quien conectó 583 jonrones, pero a diferencia de McGriff, quien disparó un total de 493 jonrones, estuvo implicado en varios escándalos de esteroides. McGwire ha recibido apenas entre un 21 y un 24% de los votantes en tres años que su nombre ha aparecido en las papeletas de votación, muy distantes del 75% necesario para ser electo al Salón de la Fama por parte de la Asociación de Escritores de Béisbol de América.
Los que se oponen a que McGriff sea electo al Salón de la Fama sustentan el hecho de que no llegó a la aristocrática marca de los 500 cuadrangulares, nunca fue un MVP y nunca tuvo temporadas superbas en términos de compilar grandes estadísticas ofensivas, no obstante, cabe destacar que él finalizó cuatro veces entre los primeros 10 al premio al Jugador Más Valioso, ganó una Serie Mundial y participó cinco veces en playoffs.
¨No estoy completamente seguro de que McGriff sea electo al Salón de la Fama, pero se una cosa: tuvo una gran consistencia y nunca estuvo envuelto en escándalos de esteroides,¨ dijo el columnista del Tampa Tribune Joe Henderson.
No obstante, otros escritores son más exigentes a la hora de emitir un juicio de valor sobre McGriff, como es el caso de Bob Dutton, del Kansas City Star, ¨McGriff fue un buen jugador por un buen tiempo. Ocasionalmente, él fue un jugador muy bueno. Pero pienso que el Salón de la Fama debe estar reservado para lo mejor de lo mejor.¨
Vale resaltar, finalmente, que McGriff fue, durante un lapso de 15 temporadas, uno de los más consistentes productores de carreras en el juego. El fue, por muchas razones, la antítesis de alguien como Mark McGwire, quien tuvo grandes temporadas ofensivas, pero con el asterisco de escándalos por esteroides.