VAIL, Colorado.-No soy aficionado de los textos de autoayuda, y experimento especial desprecio por aquellos que pretenden dar la formula de la felicidad, de la fama y de la riqueza. No obstante, reconozco que vivimos en tiempos en los que necesitamos orientación y auxilio en cosas en las que antes nos pretendíamos autosuficientes
El hecho de haber sido hijos nos graduaba de la capacidad para ser padres, el haber sido estudiantes nos daba la capacidad para enseñar, eceptera. Hoy, estamos conscientes de que no podemos despreciar ninguna herramienta que fortalezca nuestro rol como cabeza de familia y que nuestros hijos requieren de tutores más actualizados y especializados que nosotros para poder orientarse en sus tareas.
El mundo se ha ido segmentando y especializando, y toda orientación es valiosa y oportuna, pero privilegio la que nos encamina a disfrutar de las cosas pequeñas y nos invita al descubrimiento de nuestras potencialidades, no hay mejor clave para vida que sentirte bien contigo mismo.
Pablo Coelho, bajo cualquier pretexto hila historias muy bien llevadas que conducen a que el individuo deje fluir lo mejor de sí y se convierta en rector de su destino, y para ello se ha valido de brujas, de alquimistas y de magos, que hacen cosas impensables, pero no por el morbo de explotar las supersticiones sino como recurso para persuadir de que la magia anda con cada persona.
Entre los descansos de otras lecturas, me he entretenido en estos días con La bruja de Portobello, una historia que varió los planes de autor:
“Antes de que todas estas declaraciones saliesen de mi mesa de trabajo para seguir el destino que yo había determinado para ellas, pensé en convertirlas en un libro tradicional, en el que se cuenta una historia real después de una exhaustiva investigación.
Empecé a leer una serie de biografías que pudiesen ayudarme a escribirlo, y entendí una cosa: la opinión del autor respecto al personaje principal acaba influyendo en el resultado de las investigaciones. Como mi intención no era exactamente decir lo que pienso sino mostrar cómo vieron la historia de la “bruja de Portobello” sus principales personajes, acabé abandonando la idea del libro; pensé que era mejor limitarme a transcribir lo que me habían contado”.
Después que Athenas, el personaje con el sobrenombre de bruja de Portobello, les enseñó a sus compañeros del banco en el que trabajaban a bailar una danza antes de salir a laborar, el rendimiento cambió y esa sucursal se convirtió en la modelo, por lo que su gerente fue convocado a una conferencia para contar sus experiencias:|
“He descubierto que, para motivar hoy en día a los trabajadores, hace falta algo más que un buen entrenamiento en nuestros centros perfectamente cualificados. Todos nosotros tenemos una parte desconocida que cuando sale a la luz puede hacer milagros.”
Sobre el baile, la terapia vital del personaje central, ella cuenta que “cuando bailo, soy una mujer libre. Mejor dicho soy un espíritu libre…”.
Como la recién fenecida Corín Tellado, Coelho tiene el don de la conexión expedita con el corazón de millones de lectores, pero sus escritos no solo entretienen y apasionan sino que también preparan para la vida.
Buenas razones ha tenido la Academia Portuguesa de la Lengua para acogerlo entre sus miembros.