¿Cuántos pensamientos y debates se dedican a las cuestiones medulares que afectan al país?
¿Hay conciencia de cuanto está sucediendo y las consecuencias que acarrean hechos como los que acompañan el diario acontecer?
¿Qué importancia tiene si José Figueroa Agosto recibió sus documentos durante el gobierno del PERD, con Hipólito Mejía a la cabeza, o en el PLD, liderado por Leonel Fernández?
NO es por las ramas que debemos andar. Corresponde llegar al mismo tronco del problema y, sin pasar “culpas” o “responsabilidades” de unas manos a otras, recurrir a la unidad de criterios que “no significa servidumbre de opinión”, como diría el Maestro, y encauzar las fuerzas hacia el bien común, que no es otro que el de acabar con el narcotráfico en el país y poner fin a tanta inseguridad y violencia.
La sociedad dominicana no puede seguir presenciando discusiones y enfrentamientos pírricos, que sólo arrojan un saldo de escepticismo y ausencia de fe en quienes deben dirigir los destinos de la nación, según sus responsabilidades partidistas y compromisos con su pueblo.
Ya deben hablar los resultados, por encima de los hechos. Que se respire paz, aunque el precio sea “amortiguar” las diferencias individuales para pensar en la estabilidad nacional. ¿No es esto lo más importante y el fin que se persigue en definitiva? ¿O si?
